El hecho de que el corazón se esfuerce menos en el agua, nos da certeza de que a pesar de que sean esfuerzo máximos, la tasa de quema de grasa es alta.
Nadar implica menos esfuerzo al corazón para quemar grasa y mejorar la condición física. Esto porque en el agua, la temperatura corporal es más baja; el agua ayuda a “cargar” tu peso; y en posición horizontal le es más fácil al corazón entregar oxígeno al cuerpo. De acuerdo con un reporte de la Universidad de Maryland Medical Center del 2008, la frecuencia cardiaca meta de entrenamiento, debería ser 12 pulsaciones por minuto, menos que en tierra, debido a la reducción en el metabolismo durante el entrenamiento.
Por ejemplo, si en tierra, tu FC objetivo (quema grasa) de entrenamiento es de 130 a 150 pulsaciones por minuto, en agua, será de 120 a 140pxm; teniendo el mismo resultado. Es por ello, que siempre es recomendado para rehabilitación cardiovascular, pulmonar, o problemas fuertes de sobrepeso y obesidad.
La natación se ha ganado el mote de “el ejercicio más completo” ya que trabaja tanto el sistema cardiovascular, respiratorio como el músculo-esquelético. Es por ello, que además de quema de grasa, se logra ganancia o mejora de tono muscular. A diferencia de otros deportes, que pueden ser restrictivos para ciertos grupos de edad o condiciones físicas; lo pueden practicar la mayoría de las personas e incluso es indicación terapéutica.
Si tienes problemas de columna; alguna lesión muscular, articular u ósea es ideal porque dentro del agua el peso del cuerpo se reduce notablemente, provocando una menor tensión en los huesos, impacto en las articulaciones y al contrario de otro tipo de ejercicios como correr, se puede practicar durante más tiempo a un ritmo cardíaco más tranquilo.
Además, fortalece el sistema cardiopulmonar, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, estimula la circulación sanguínea, ayuda a mantener la presión arterial estable; fortalece las articulaciones, desarrolla la flexibilidad, mejora el desarrollo psicomotor, alivia tensiones, y es ideal para combatir el estrés.
Además quemas tantas calorías como trotando o haciendo jogging, con la ventaja de que el corazón se esfuerza menos; trabajas brazos, hombros, abdomen y piernas; y el impacto articular es significativamente menor. La intensidad y la eficiencia con la que se nade van a determinar el diferente consumo de calorías la cual puede variar entre las 300 y las 900 kcal/hora.
¡Ah! Y si tienes que hacer trabajo de fuerza, pero detestas el crossfit, HIIT en piso o las pesas ¡Es ideal para ganar fuerza y “marcarte”! Ya que puedes hacer sprints o pasadas a velocidad que ayudan a fortalecer, tonificar e incruso incrementar la calidad y tamaño de los músculos.
Por ejemplo; haz pasadas de 15m, descansando 15 segundos durante 15 minutos. O 25 segundos a máxima velocidad descansando 15 a 30 segundos por 20 minutos. El hecho de que el corazón se esfuerce menos en el agua, nos da certeza de que a pesar de que sean esfuerzo máximos, la tasa de quema de grasa es alta.
¡Basta ver los cuerpos de los nadadores en las olimpiadas!
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