Los pelones

El atractivo de un hombre pelón no está en la testosterona, sino en la seguridad que se muestra.

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A mí me disculpan, pero creo que el pelo está sobrevalorado. Aunque la neta sí encabrona que te salgan pelos en la oreja cuando en la cabeza no tienes ni uno.

Es simple, la teoría de la evolución de Darwin nos coloca a los pelones en la cima de la línea evolutiva humana. De hecho, existen hipótesis de que hace 1.6 millones de años nuestros antepasados homínidos se fueron quedando sin pelo para regular mejor su temperatura e irse adaptando al medio ambiente durante las migraciones, además de librarse de parásitos y una que otra enfermedad producida por estar tan matudos.

Relájense, con la calvicie se caen los pelos, no los dedos ¡NO ES PARA TANTO! Yo soy muy feliz siendo pelón. De hecho, la alopecia es lo mejor que le pudo ocurrir a mi vida sexual. Lo juro. En cuanto me pasé el rastrillo por la cabeza para no perder la dignidad peinándome de a quesito Oaxaca, todo un mundo de posibilidades se abrió frente a mí, de repente me di cuenta de que para muchas personas los pelones somos un fetiche sexual, porque tienen la idea (o fantasía) de que somos bien perversos y atascadotes.

La explicación más sencilla que nos ofrece la ciencia sobre el “sex appeal” de los pelones es que tenemos niveles más altos testosterona, lo que puede hacer que nos perciban como poseedores de un mayor potencial sexual.

El proceso pelón-cachondo, también involucra a una enzima que convierte a la testosterona en una sustancia llamada dihidrotestosterona, que hace que los folículos pilosos se encojan interrumpiendo el suministro de sangre y nutrientes, hasta que finalmente los vuelve inactivos y dejan de producir cabello.

Aunque yo creo que el atractivo de un hombre pelón no está en la testosterona, sino en la seguridad que se muestra al no basar su confianza y auto estima en un mechón de greñas.

Lo que no está nada bonito es que según un estudio realizado por oncólogos de la Universidad de París, los hombres que comenzamos a perder pelo a los 20 años, también somos de próstata grande, lo que aumenta las posibilidades de desarrollar cáncer prostático después de los 40 ¡ME VIBRA LA PROSTATA DE LA PREOCUPACIÓN!

Aunque no existen cifras oficiales de cuantos pelones habitamos en México, algunas instituciones médicas internacionales señalan que 1 de cada 5 hombres por arriba de los 40 años tiene problemas de alopecia androgénica masculina o calvicie común, de los cuales el 40% comenzamos a ser pelones antes de los 20.

Aunque muchos creen que no existe una cura para terminar de manera definitiva y perentoria con la alopecia, están en un error, sí existe y fue inventada allá por el año 345 a.C por el padre de la medicina occidental, el mismísimo Hipócrates (que dicho sea de paso era de esos pelones que “namás” no se resignaba a quedarse sin pelo).

¿El remedio? ¡LA CASTRACIÓN! Hipócrates observó que los eunucos (esclavos castrados para custodiar a las mujeres de hombres importantes), no desarrollan calvicie y entendió que la testosterona era necesaria para desarrolla la alopecia. Pero por alguna extraña razón decidió quedarse pelón.

“Pa´pronto”, sí los cabezas despejadas no fuéramos sexys, elegantes y cotizados, la estatuilla de los Oscar no sería un pelón encuerado y con mucho porte.

Fíjense sino. Para la cena de gala de los Oscar que se va a realizar el próximo domingo en los Ángeles, California, después de la ceremonia de premiación, el menú contará con: 10 kilos de caviar, 7 mil 500 gambas, 6 mil 500 panecillos con forma de estatuilla dorada, 1 mil pinzas de cangrejo, 1 mil 300 ostras, 400 pizzas, 300 langostas, 160 kilos de salmón, 50 pargos y 20 rodaballos. Todo eso en honor a un pelón.

Termina su columna y se da cuenta de que encueradito, sí tiene el porte de un Oscar.

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Conductor de radio y televisión experto en temas de diversidad sexual. También es un aficionado de encontrarle el lado estúpidamente interesante a la vida.

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