Lo que no importa en México, sí importa en un país normal

Quien miente y evade pago de impuestos pretende ser el fiscal de nuestro país por un periodo de 9 años.

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En un país normal muchas de las cosas que ocurren en el nuestro serían escándalo y las repercusiones serían inmediatas. Pero no somos un país con un termómetro moral que detone reacciones e indignación que se materialicen en hechos concretos.

No solo se trata de impunidad o de gran distancia entre lo legal y lo legítimo sino de costos políticos, sociales o morales. Nada tiene consecuencia frente a una sociedad que ha normalizado la trampa, el chanchullo, el robo y hasta la violencia desmedida.

Nuestra sociedad se parece a la alemana previa al ascenso del nazismo. Una profunda crisis política, social y moral que fue perfectamente percibida por el dramaturgo Bertolt Brecht quien definió su tiempo y lugar así: “Qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio”.

Nos parece poca cosa lo que en otros lugares genera reacción. Tenemos que pelear por lo obvio. Por citar algunos ejemplos, una nota periodística del equipo de Aristegui documentó que Enrique Peña Nieto plagió su tesis de licenciatura. La reacción de buena parte de la sociedad fue que la nota era una exageración. Claro, hemos normalizado el plagio, la tranza, el engaño y la mentira. Sin embargo, en Alemania por casos similares tuvieron que renunciar los ministros de defensa y educación, en Hungría fue el presidente fue quien tuvo que dejar su cargo.

Múltiples casos podemos encontrar en asuntos de corrupción y conflictos de interés. El escándalo de la Casa Blanca de Peña Nieto acabó en nada. Lo que en otros países ha generado investigaciones judiciales que han llevado a expresidentes ante la justicia o a la cárcel, como son las investigaciones de Panama Papers o el caso Odebrecht, en México no ha generado nada. Las personas que llegan a enterarse acaban por desahogar la frustración en redes sociales o en pláticas de café, más allá nada. Los medios pasan de un escándalo a otro sin mantener la presión suficiente.

La más reciente, que seguro no será la última, es la nota de que el Procurador General de la República, Raúl Cervantes, tiene un Ferrari registrado con placas de Morelos. Para ello dio un domicilio falso. Grave es que quien busca investigar y procurar justicia mienta, más grave es que lo haga para evadir el pago de tenencia. Sí, en Morelos no se paga tenencia. Busquen a su alrededor vehículos caros con placas de Morelos, no tardarán en encontrarlos. Buena parte de ellos mienten para no pagar tenencia. Seguramente habrá quien hasta lo justifique. Hacer trampa ya que todos la hacen.

Aquí hay un problema adicional. Quien miente y evade pago de impuestos pretende ser el fiscal de nuestro país por un periodo de 9 años. Este hombre no solo es cercano al presidente y fue abogado de su campaña sino que aparte carece de independencia y autoridad moral. Si fuera un personaje íntegro renunciaría ante este escándalo. Pero como la moral es laxa y la responsabilidad política es nula, seguro no pasará nada.

Entendamos que no es normal, que en un país medianamente normal o que una sociedad medianamente estructurada con estándares morales mínimos, esto sería intolerable.

Levantemos la mirada y veamos lo que ocurre en otros lados ante casos similares.

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