¿Cuánta prioridad le dan a la mamadez de un wey para salir con él o tirarle la onda? Checa lo que dice la gente.
La gran mayoría de las veces, el corazón de un mamado es una incomprendida máquina de hacer amor, pero resguardada por unos voluptuosos y perfectamente definidos pectorales.
El término “mamado” para referirse a un hombre musculoso, es uno de los tantos mexicanismos no reconocidos por el diccionario de la Real Academia Española, aunque la palabra como tal, sí está incluida entre sus definiciones, pero como sinónimo de “borracho” o “fatigado”, ya que en España, Argentina, Venezuela y Colombia tienen esas connotaciones.
En Costa Rica, la palabra “mamado” significa “rapidez”, en El Salvador “algo fácil de hacer”; mientras que en México, Nicaragua y Guatemala, la usamos para referirnos a un hombre con un relieve corporal bien esculpidíto y sabrosón, o sea, bien mamá dolores o súper mamey.
Eso sí, rastrear en México el origen del término “mamado”, resultó más difícil que pellizcar un vidrio o morderse un codo. Por eso me acerqué al escritor e investigador en temas lingüísticos, Arturo Ortega Morán @harktos, quien me explicó que el concepto de Mamado=Musculoso “tiene que ver con un mal uso del verbo mamar”. Ya que en el lenguaje popular, un niño que mama mucho está “bien dado” y uno que no, pues se queda “flacucho”. De ahí que se relacionara lo “mamado” con alguien que mama mucho y por eso está fuerte o “mamalón”.
También me contó que la referencia más antigua de la que se tiene registro de Mamado=Musculoso, es de 1975 en Guatemala, donde se publicó el libro “Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala”, y en el que se define el término Mamado como fuerte y fornido.
Sin embargo, el editor independiente Francisco Masse @fcomasse, está seguro de que el concepto de “mamado” como lo conocemos en nuestros días, comenzó a popularizarse en México por ahí de principios de los 80. Pero no vayan a creer que fue un fisiculturista o un instructor físico el que lo empezó a usar ¡NO! Masse tiene la teoría de que fue el mismísimo Polo Polo, quien difundió el concepto de mamado y todas sus acepciones como: mamey, mamá dolores o mamaón, a través de sus chistes, como el clásico chiste de “Gabriel”. No me digan que no es un dato que necesitaban.
Pero ahora, centrémonos en lo verdaderamente importante, los sentimientos de los mamados. Porque ya estuvo bueno eso de andarlos criticando nada más por puritíta envidia. Fíjense si no.
Esta semana lancé en mi cuenta de Twitter la siguiente pregunta: ¿Cuánta prioridad le dan a la mamadez de un wey para salir con él o tirarle la onda? 321 personas respondieron el cuestionamiento y estos fueron los resultados:
¿Qué tal? ¿Les creemos?
Es que este minúsculo dato realizado a la de en friega en mi Twitter, contrasta drásticamente con un estudio realizado por la Universidad de Berkeley, California, el cual demostró que socialmente los hombres musculosos son percibidos como líderes natos simple y sencillamente por su apariencia física, y que los adolescentes con cuerpos ejercitados y tonificados, inician su vida sexual hasta tres años antes que el resto de sus compañeros. O sea, que la mamadez, sí importa. Y estos datos se los puede corroborar cualquier mamado en cualquier momento.
De hecho, son varios los testimonios de ex flaquitos o ex gorditos, que aseguran que su vida social y sexual cambió radicalmente en el momento que decidieron ponerse a entrenar y los resultados de su esfuerzo comenzaron a notarse. Tristemente, la gente comenzó a tomarlos en cuanta, a respetarlos y a tirarles la onda. Por eso se dice que el principal motivo de muchos mamados es apapachar a un corazón roto. El suyo.
La siguiente semana les cuento un poco más de lo que callan los mamados.
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