Lo estúpidamente interesante de ser cabrones

Los mexicanos estamos constituidos en un 50% de cabronería, otro 25% cabronería y el 25% restante también es de más cabronería. Les explico.

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A pesar de que no hay estudios al respecto, todo parece indicar que las y los mexicanos estamos constituidos en un 50% de cabronería, otro 25% cabronería y el 25% restante también es de más cabronería. Les explico.

El concepto de “cabrón” dentro del léxico mexicano ¡ESTÁ BIEN CABRÓN! Porque al más puro estilo de idiomas como el mandarín o el japonés, este término puede tener distintos significados dependiendo de la entonación e intención que se le dé. Por ejemplo:

Cabrón como calificativo de eficacia o sinónimo de chingón: Entendiendo que cada quien hace lo que puede con lo que tiene; si te topas con una persona con un súper talento o con alguna habilidad para hacer determinada tarea a la perfección, solo puedes decir: estás muy cabrón. En estos casos, la cabrona palabra adquiere una connotación de halago.

Cabrón como grado de complejidad: Hay ocasiones en las que por más empeñosos que nos pongamos y aunque hagamos las cosas de muy buen modo, pues como que “namás” no salen bien y encontramos consuelo diciendo: “Es que está muy cabrón”. Aquí, la palabra toma un sentido de justificación.

Cabrón como indicativo de gandallez: En todas partes hay gente fea de modos, de esas abusivas y descaradas, a las cuales se les denomina “cabronas”. Eso sí, la neta no sabría decirles si en estos casos el término es un insulto o halago, porque ahora resulta que ser de este tipo de cabrones es una estrategia súper eficaz para que las personas babeen por ti.

Cabrón como sistema de medición: Cuando ya tenemos perfectamente ubicados a los cabrones gandallas de nuestro entorno, podemos evitar que sus niveles de cabronería sobrepasen el límite tolerable con un oportuno y contundente “No te pases de cabrón”. En estos casos “cabrón” se convierte en una tajante advertencia.

Cabrón como expresión de admiración: No nos hagamos, nada expresa mejor nuestra sorpresa que un libre y espontáneo: “¡Ay, cabrón!

Cabrón como sinónimo de furia o coraje: Cuando alguien se pone dos rayitas más allá de bien molesto, es común que la gente a su alrededor emita la alerta de “Anda bien encabronado”. Situación muy frecuente en el mundo Godín;  el encabronado siempre es el jefe y el Godín que alerta a los demás.   

Cabrón como sustituto del sujeto: Se puede emplear en diversas situaciones. Cuando una persona te cae gorda, cuando se te olvida su nombre o simplemente porque te llevas muy bien con ella. Por lo tanto “cabrón” sustituye al sujeto de la oración. Por ejemplo: “dile a ese cabrón que me urge hablar con él”.

Los registros más antiguos del uso de la palabra “cabrón” datan de la España del siglo XIII, en donde ya se daba cuenta del uso de esté término para referirse a personas necias, que no entienden razones y que siempre buscan la forma de molestar a los demás, de la misma forma en la que se comportan los machos cabríos. Igualito. Aunque también se usaba para referirse a los hombres cuyas esposas eran infieles y ellos preferían hacerse los desentendidos, significado que con el tiempo derivó en solo “cornudos”.

“Cabrón” una herencia para toda Latinoamérica de la conquista española, porque en casi todos estos países la palabra tiene más o menos el mismo contexto. Aunque los únicos que parece que no entendieron el complejísimo sentimiento del concepto fueron los peruanos. Quién sabe por qué, por aquellas tierras “cabrón” significa puto o maricón ¡Qué cabrones! ¿No?

Como se habrán dado cuenta, a los nacidos en México lo cabrones no se nos va a quitar NUNCA, porque de alguna u otra manera, todos somos unos CABRONES.

Termina su columna y como ya estamos en septiembre: ¡VIVA MÉXICO CABRONES!

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2 COMENTARIOS

  1. Soy de Barcelona, Europa. Hace pocos años estaba en la playa de mi ciudad, recostado en bañador después de tomar una ducha y pasaron por mi lado dos tipos jóvenes que por su habla me parecieron mexicanos. Uno de ellos me espetó: ¿Tienes hora, cabrón? Hay que aclarar que por aquí, en España, no se puede uno dirigir en esos términos a nadie desconocido porque se considera un insulto muy grave. Por suerte, recordé que en México y otros países de más al sur de América, se le daba otro significado que asocié en décimas de segundo a mi imponente aspecto en bañador. Eso evitó un baño de sangre porque siempre llevo un cuchillo de grandes dimensiones en mi bolsa de playa para casos extremos.

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