Lo estúpidamente interesante de Santa Claus
La verdad de Santa Claus y los cumpleañeros de Navidad.
Acaso soy el único que se pregunta ¿qué onda con Santa Claus? Ese advenedizo personaje que “namás” llegó a quitarle protagonismo al del cumpleaños.
No sé a ustedes, pero si yo fuera católico, cristiano o por lo menos tantito creyente; sí me pondría dos rayitas más allá de bien molesto eso de que Santa Claus haya sustituido tan arteramente al cumpleañero, el que se supone debería de ser el protagonista de la Navidad. Aunque hay que reconocer que el gordito tiene carisma.
Analicemos un poco la situación. Millones de niños en todo el mundo sueñan con una “blanca Navidad”, o sea con nevada y toda la cosa. No importa que, en la Ciudad de México, por ejemplo, la última vez que nevó fue el 11 de enero de 1967, o que en los países del hemisferio sur es verano durante estas fiestas. Bueno, la falta de nieve es un pequeño detalle que no vamos a dejar que nos estorbe, además, como quiera se entiende. Pero eso del trineo y los renos que vuelan desde el Polo Norte y lo del allanamiento de moradas a través de chimeneas ¿pues cómo?
Lo cierto es que el hogar del hombre que inspiró la leyenda de Santa Claus está muy lejos de la nieve y del Polo Norte. El Santa original vivió allá por el siglo IV y era nativo de Demre, un pueblo de la antigua Turquía (sí, un país musulmán en el que obvio, no festejaban ni festejan la Navidad), su nombre era Nicolás de Bari, un obispo sin problemas de sobrepeso y sin fábrica de juguetes operada por duendes esclavizados. Eso sí, dicen que fue un hombre muy generoso al que no le importaba desprenderse de sus pertenencias para compartirlas con los demás, especialmente los niños.
El Santa Claus sinónimo de consumismo, gastos, deudas y materialismo, o sea, de lo que significa la Navidad hoy en día, surgió a principios del siglo XIX, cuando a los comerciantes de Nueva York se les ocurrió la millonaria idea de hacer al personaje en cuestión más bonachón y amable para que a la gente le dieran ganas de comprar regalos en su nombre. Pero fue hasta 1931 cuando Coca-Cola le pidió a Haddon Sundblom rediseñar a Santa con los colores de la compañía para promocionar su refresco; y esta es la razón por la que ahora la mayoría de los japoneses creen que en la Navidad se festeja el cumpleaños de Santa Claus, el señor de los regalos.