Si quieren seguir durmiendo tranquilos por las noches tienen que dejar de leer este este texto ahora mismo.
¡Ah! Pero eso sí, de una vez les advierto que, si quieren seguir durmiendo tranquilos por las noches tienen que dejar de leer este este texto ahora mismo.
Si continúan leyendo es porque de plano son masoquistas o lo que es lo mismo, les asusta, pero les gusta. Aunque lamento decepcionarlos si en estas líneas esperan encontrar información que les sea útil para evitar apariciones como las de la muñeca Anabel, el payaso IT o la monja rabiosa del Conjuro. Yo sé que les dan miedo, pero no tienen nada de qué preocuparse, esos son espectros VIP que sólo se aparecen firmando contratos de millones de dólares, porque los espantajos esos cobran carísimo por cada susto que sacan y jamás se asoman de a gratis.
Las apariciones o visitas nocturnas que nos atañen en esta ocasión son de los más corrientes y rastreras, de esas que aprovechan la oscuridad de la noche y la inconciencia del sueño más profundo para profanar nuestros aposentos y abusar de nuestros cuerpos. Fíjense si no:
¡LAS CUCARACHAS!
En el 2014 la Universidad de Nueva York dio a conocer un dato que hizo que sentir “ñañaras” hasta al más valiente de los neoyorquinos, y es que las blattodeas o mejor conocidas como las “pinches cucarachas”, estaban mordiendo a la gente mientras dormían causándoles graves infecciones cutáneas. Aunque es muy común que las blattodeas se metan a nuestras camas sin ningún permiso o invitación para alimentarse de nuestras uñas, la piel de los pies e incluso lo párpados. (Y sí, esto pasa en cualquier lugar en el que haya cucarachas, es decir cualquier ciudad del mundo), lo que sorprendió a los especialistas fue la agresividad de las mordidas del cucaracherío de La Gran Manzana, y como están llenas de bacterias, estaban generando graves problemas de salud.
¡LOS TRIATOMINOS!
Conocidos en México como chinches de chagas, estos insectos son más abundantes en zonas con alturas de entre 700 y 800 metros al nivel del mar, llegan a nuestras casas atraídos por la luz de los focos y esperan a que estemos bien dormidotes para guiarse por el olor de nuestro aliento y meterse en nuestras bocas y una vez ahí, alimentarse de la sangre de los labios. Luego hacen caca. Sí ¡en nuestras bocas!
Pero espérense, lo peor es que su popo transmite la “enfermedad de chagas”, la cual es asintomática durante 15 o 20 años, pero cuando los pacientes comienzan a sentirse mal, ya presentan serios problemas cardiacos o agrandamiento e incluso reducción de cualquier órgano hueco. Según el Departamento de Microbiología y Parasitología, Facultad de Medicina, UNAM, se estima que en México existe un promedio 1.1 millones de personas infectadas de chagas y aún no lo sabe ¡Eso sí da miedo y no un fregado payaso con globo!
¡EL OXIURO!
O lombriz intestinal, llega a nuestras panzas por medio de pequeños gusanos parasitarios que provocan molestas infecciones intestinales. Hasta ahí la cosa no parece tan aterradora, pero cuando la fregada lombriz alcanza la madurez y un tamaño de hasta 12 cm, agarra caminito para salir por el ano y dejar en nuestra pijama sus huevecillos, y esto lo hace noche tras hasta que su objetivo está completo: poner casi 16 mil huevos. Eso sí hace que ensucies los pantalones y no muñequitas poseídas.
Termina su columna y les desea que duerman tranquilos… si pueden MUAHAHAHAHA
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