Lo estúpidamente interesante de la Chapo-Ruta

¡Y que empiece la corredera por debajo de las coladeras! Así atraparon a “El Chapo”

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Ya sé que a estas alturas han de estar empachados de tanto Chapo, pero no podía desaprovechar la oportunidad de comprobar las especulaciones que hace siete meses compartí con ustedes sobre la buena condición física que debería de tener el tan tristemente de moda Chapo Guzmán, ya ven que nos salió bien ágil y escurridizo. Si no se acuerdan o de plano no la leyeron, píquenle aquí.

Ahora sí, vamos tendidos. Haber estado en la redacción de W Radio el pasado viernes 7 de enero a las 12:19 pm, cuando el presidente Peña Nieto se aventó el ahora celebre tiutazo de: “Misión cumplida: lo tenemos. Quiero informar a los mexicanos que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido; me dejó más alterado que Gremlin en sábado de gloria.

Jamás se me va a olvidar la cara que puso Gabriela Warkentin, directora de la W cundo le grité “¡QUE SÍ ES CIERTO, YA LO AGARRARON!” (es que como ya me conoce, pues no me creyó a la primera), pero ya que vio que sí era en serio, todos corrimos a nuestros puestos y sí, no nos quedó de otra que interrumpir el programa de Martha Debayle.

A partir de esos momentos todo se convirtió en un adictivo caos ordenado, y de manera inmediata y perentoria nos pusimos a confirmar datos, fotografías, contactar corresponsales, analistas, buscar información, declaraciones, audios, entrevistas, monitorear redes, agencias, captar reacciones, actualizar información y lo más estresante de todo, esperar declaraciones oficiales y la presentación formal.

Al final del día no sabía qué hacer con el subidón de adrenalina que traía encima, y que se me ocurre proponerme como enviado de W Radio a Los Mochis, Sinaloa para hacer una crónica de los lugares por los que paso el Chapo durante su intento de huida, y ¡ZAZCUALAZ! Que me dicen que sí.

Pues ahí me tienen a la mañana siguiente, trepado en un avión rumbo a Los Mochis para metichear en la Chapo-Ruta. Y como de todos modos me tenía que hospedar en algún lado, pues que me lanzó al Hotel Doux, el mismito en el que la PFP resguardo al Chapo durante algunas horas.

Mi habitación, la 210, se parece mucho en estilo al bungalow 51, el del Chapo, con las mismas toallas rasposas y sabanas desgastadas, que me hacen titiritar del frío durante las dos noches que intenté dormir ahí.

La mañana del domingo me paro temprano, me baño, y así, oliendo jabón chiquito, me lanzo a buscar la casa en la que se realizó el operativo denominado “Cisne Negro” y en la que empezó la corredera por debajo de las coladeras.

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ruta-3Claro está que intenté meterme en la coladera por la que salió el Chapo, pero unos militares con complejo de cadeneros de antro me dijeron que no tenía acceso para ingresar a la coladera. Les juro que es la primera vez que no me dejan entrar a una coladera.

Lo que sí hice fue aventarme de a patito (ya saben, avanzando en cuclillas) el kilómetro y medio que hay entra la casa del Chapo y la coladera por la que salió, y neta que casi me quedo tullido en mi experimento por demostrar la buena condición física del Capo.

Después me subí a un taxi y le pedí que me llevara al km 3 de la carretera Mochis-San Miguel. Una vez ahí me puse a correr otro km entre milpas y llanos por donde supuse que debió haber corrido Don Chapo ¿Y saben qué? Llegué a la conclusión de que Guzmán Loera a sus 60 años de edad debe de tener mejor condición física que muchos treintones.

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Termina su columna y no supera lo de la coladera.

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