Lo bueno de ser una mujer trans

Transexual, transgénero… nos encantan los conceptos para encasillar a las personas. ¿Desde cuándo se volvió importante lo que alguien tiene entre las piernas para saber cómo tratarlo?

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Por: Morganna Love @Morganna_Love

 

PUEDES ESCOGER TU NOMBRE

Cuando era “niño” soñaba con ser una mujer plena y feliz, y voilá, mi hada madrina tronó sus dedos y hoy lo soy. No todos creen en los milagros, pero el gran problema de no creer en ellos es que cuando te pasan no te das cuenta. Así que una vez estuve en algún lado y ahora, en otro, y pude elegir quien soy. Es más: hasta pude elegir mi nombre.

¿Qué tal que mis papás me hubieran puesto uno horrible y yo me hubiera tenido que aguantar?

SOMOS ACTRICES NATURALES

A los 28 le dije a mis papás que renunciaba a mi carrera como “actriz de la vida real” y que sería yo misma. En serio, una mujer trans desarrolla muchísima experiencia como actriz: tenemos que actuar desde niñas para “ser hombrecitos” y simular lo que no somos. El camino no es fácil, pero si hubiera nacido como una mujer biológica me habría perdido de conocer a mucha gente maravillosa y de haber vivido experiencias muy (de verdad muy) extraordinarias, como filmar una película, cantar en el zócalo de la Ciudad de México o ganarme una cirugía de 150,000 pesos. ¿Ven?

LE PIERDES MIEDO A LOS DOCTORES

Imagínense. Después de tantas cirugías y cambios físicos, de visitas y visitas a los doctores, de tomar distintos medicamentos de por vida, el horror por los hospitales ya no te hace ni cosquillas. Y ves a tus amigos sufriendo por ir al dentista, teniendo un miedo terrible porque les van a sacar una muela. Y luego es uno el que tiene que “hacerse el hombrecito”.

ES UN FILTRO AUTOMÁTICO

Descubres, con una sola declaración, quiénes son realmente tus amigos y la gente que te quiere. Cuando empecé mi cambio y le dije a todo mundo quién soy realmente, y lo que iba a pasar conmigo, mucha gente decidió alejarse. Y no los culpo, hay gente que simplemente no está en el mood de tener esa clase de emociones. Al final fue un filtro,

ellos se enfocaron en sus vidas y yo en la mía y en mis verdaderos amigos.

APRENDES A ECHARLE GANAS A LA VIDA

Esto de nacer con una identidad sexual y un género biológico contradictorio, y hoy ser una mujer trans, es y será siempre una experiencia fuerte, pero como me decía mi ex: “depende de ti misma si te enfocas en las cosas buenas o esas que no te gustan tanto”. El gran regalo de ser mujer trans, es que tienes que aprender a luchar por lo que quieres, cueste lo que cueste, pésele a quién le pese.

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