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Anuario

Escándalo de los Cascos Azules de la ONU

Se hace pública la terrible situación: violación de menores

Jacobo Dayán

Naciones Unidas requiere de personal militar para cumplir con sus funciones. Se les conoce como Cascos Azules, hoy son más de 97 mil de más de 110 países. Su objetivo es preservar la paz, vigilar fronteras conflictivas, garantizar seguridad a población civil, capacitar a las fuerzas locales y muchas otras.

En el pasado ya han sido motivo de descalificación, en algunos casos como el de la ExYugoslavia por haber sido engañados y permitir que el ejército Serbobosnio perpetrara el genocidio en Srebrenica y en otros por decisiones tomadas en la sede de Naciones Unidas en Nueva York al retirarlos de Ruanda y con ello no actuar para detener el genocidio en Ruanda.

En esta ocasión estamos ante otro escenario. El sueco Anders Kompass, funcionario de Naciones Unidas por décadas, de hecho abrió la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México en 2002, filtró al aparato de justicia francés un documento confidencial sobre las violaciones sexuales cometidas por Cascos Azules franceses en contra de menores en un campo de desplazados en la República Centroafricana. Kompass decidió hacerlo sabiendo que ponía en riesgo su carrera pero la inacción de Naciones Unidas lo llevo a hacer lo correcto moralmente aunque tuviera consecuencias.

La respuesta fue que se solicitó la renuncia de Kompass, él se negó a dejar su cargo. El problema estaba en otro lado, en las violaciones sexuales, y no en la filtración.

El documento relata los abusos sexuales cometidos por Cascos Azules de Francia, Chad y Guinea. Obligaban a menores a actos sexuales a cambio de alimentos, suministros y dinero. Así de perverso, aprovechar la necesidad para satisfacer perversiones criminales. Adicionalmente, el documento afirma que estos abusos se cometen de manera sistemática y bajo una gran impunidad.

El caso se mantenía fuera de los reflectores hasta que el periódico The Guardian lo reveló. Evidentemente en Francia se generó un gran escándalo. Con el paso del tiempo han salido a la luz cifras. En 2015 Naciones unidas recibió 69 denuncias por abusos sexuales contra Cascos Azules de más de 20 países distintos en 10 misiones. Esta cifra es la más alta desde 2011 cuando hubo 75 denuncias. La lista descendente de países con más denuncias es República Democrática del Congo, Marruecos, Sudáfrica, Camerún, República del Congo, Ruanda, Tanzania, Benín, Burkina Faso, Burundi, Canadá, Gabón, Alemania, Ghana, Madagascar, Moldavia, Níger, Nigeria, Senegal, Eslovaquia y Togo. Es importante enlistarlos ya que la justicia debe llegar desde los países de origen de los Cascos Azules y no por parte de Naciones Unidas.

En días recientes, Naciones Unidas reaccionó, aunque de manera insuficiente. Adoptó una resolución, por primera vez, en la que repatria a unidades específicas “cuando haya pruebas creíbles de la existencia de actos de explotación y abusos sexuales generalizados o sistémicos”. Eso es todo lo que hicieron. Bien por Kompass muy mal por Naciones Unidas y los países que niegan la justicia.

No cabe duda que al interior de Naciones Unidas algo está muy podrido, parte de la grave crisis y parálisis internacional se debe al mal arreglo político que hay en esta institución que nació para preservar la paz. Nada más lejano, este es solo un trágico ejemplo más.

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Experto en Derecho Humanos, historia mundial contemporánea, genocidios y relaciones internacionales.