El caldero de la bruja tiene cerveza

Ni poderes mágicos ni pactos con Satanás, disfrazarte de bruja ahora tendrá otro significado.

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¿Qué brebajes preparaban las brujas en tiempos medievales? Uno de ellos probablemente esté en tus manos durante esta celebración de Halloween (o en cualquier otra fiesta): cerveza.

Las brujas europeas, esas que fueron perseguidas, torturadas y ejecutadas durante siglos, existieron. No tenían poderes mágicos, no volaban con escobas ni echaban conjuros; lo que sí muchas tenían eran varios conocimientos, lo cual es otro tipo de poder. Muy probablemente un poder que estuvo relacionado con su persecución y la creación de la mítica figura popular.

Un ejemplo de estas mujeres poderosas son las taberneras o cerveceras (en inglés alewife). Durante siglos, en particular del siglo VIII al XVII en Europa, la elaboración de cerveza estuvo en manos de las mujeres, quienes se encargaban no solo de su preparación sino también de su venta.

El ale, un tipo de cerveza, era preparado en esos tiempos fermentando granos, sobre todo cebada, y en ocasiones añadiendo alguna mezcla de hierbas aromáticas como diente de león, mirto, enebro, comino y jengibre. Otro tipo de cerveza (beer en inglés) vino después, cuando se le comenzó a añadir lúpulo, una flor que le da un sabor amargo y que ganó popularidad pues tiene propiedades antibacteriales que prolongan la vida de esta bebida. Sin embargo, hasta el siglo XV, el ale era la bebida preferida de chicos y grandes (sí, los niños también la bebían, pues a falta de agua limpia era mejor refrescarse con esto), y el ale y la cerveza con lúpulo se consideraban dos tipos diferentes de producto.

A partir de esos años, la gente le comenzó a encontrar gusto a la cerveza con lúpulo. Estamos hablando de los tiempos en que nacía el capitalismo, a quien también le gustó el hecho de que el lúpulo conservara durante más tiempo a la cerveza, y por lo tanto facilitaba su producción en masa y comercialización.

Y entonces, las mujeres cerveceras empezaron a convertirse en brujas.

La producción casera de ale a cargo de mujeres comenzó a ser cada vez más rara. Nuevas políticas dificultaron que las mujeres se siguieran dedicando a esto. Por ejemplo, en aras de “mejorar la calidad de la cerveza”, se fomentó la industrialización y poco a poco pero contundentemente, la producción pasó de las manos de mujeres a las manos de pocos hombres dueños de fábricas. A las mujeres se les restringieron sus derechos, como por ejemplo el de ser propietarias de negocios.

Pero algunas mujeres continuaron haciéndolo, en particular aquellas que por azares del destino no estaban casadas. Las viudas retuvieron permiso para dedicarse a la elaboración y venta de ale, siendo ésta una de las pocas actividades económicas con las que podían procurarse la vida.

Las viudas fueron también el grupo social más acusado de brujería, por lo menos en Inglaterra. Estas mujeres, en general viejas, de escasos recursos y con pocas posibilidades de trabajo, comúnmente pedían ayuda económica a otras personas. Si la ayuda se negaba y después casualmente ocurría algún suceso negativo a quien negó la ayuda, era común que se les acusara de brujas.

Muchas viudas se dedicaron a la elaboración y venta de cerveza, lo cual las ponía en una situación diferente a la de otras mujeres respecto a los hombres. Ellas eran independientes económicamente, e incluso competían en el mercado con algunos hombres. De cierta forma, su figura retaba a lo que se supone tendría que haber sido una mujer en esos tiempos.

Y eso, socialmente, no estaba bien. A partir del siglo XV en la cultura popular se retrata a las mujeres cerveceras como desagradables, de rasgos faciales deformes, feas, poco confiables, engañosas, libertinas; una descripción similar a la que se tenía de las brujas. Pero ésta no es la única coincidencia.

En las casas donde se vendía el ale se solía colgar fuera un palo con hierbas o ramas amarradas, muy parecido a una escoba de bruja, para indicar que la cerveza estaba lista. Las cerveceras al salir a ofrecer su producto al mercado vestían un sombrero negro puntiagudo para identificarse. Y el típico caldero medieval es el que usaban para preparar las bebidas.

El común disfraz de Halloween de bruja es una representación que comenzó a formarse en el siglo XVII. Antes, las brujas no usaban sombreros ni tenían narices con verrugas. Probablemente esta imagen venga en parte de las mujeres cerveceras, a quienes les debemos, además de la cerveza, un recordatorio de los terribles alcances que puede tener el miedo y odio hacia las mujeres: más de 40 mil mujeres fueron asesinadas por brujas entre el siglo XV y XVII.

Ahora sabemos que estas brujas no tenían poderes mágicos ni pactos con Satanás, sino libertad, conocimiento e independencia. Disfrazarse de ese tipo de bruja no suena nada mal.

Referencias:
Patriarchal reconstruction and witch hunting
Misogyny, Popular Culture, and Women’s Work

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