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Bebés inútiles y adultos inteligentes

Bebés inútiles requieren adultos inteligentes, que a su vez producen hijos más inútiles que a su vez requieren de adultos más inteligentes.

Alejandra Ortíz

Mientras con conformismo cambias en tu bebé el cuarto pañal del día, entre algodones y olores –ambos de poder absorbente- observas a un gatito cachorro totalmente independiente de sus padres ir a su cajita de arena ¡a los 15 días de nacido!. ¿Cuántos años te quedan a ti para que tu cachorro logre ya no caminar, sino ir al baño por si solo?

Es una paradoja humana el hecho de que, de adultos, tengamos las habilidades cognitivas necesarias para mandar cohetes al espacio, pero de infantes pasemos años en la más absoluta inutilidad. Los infantes humanos tienen un altísimo periodo de altricialidad, es decir, que necesitamos de un largo tiempo de desarrollo durante el cual estamos desvalidos, y por lo tanto el cuidado parental es imprescindible.

Y al parecer, es esta incompetencia infantil la responsable de que podamos mandar cohetes al espacio.

Un nuevo modelo propone que el hecho de que los bebés humanos requieran tantos cuidados fomentó que la inteligencia humana aumentara: entre más desvalidos los hijos, se requieren de progenitores más inteligentes. Pero para que existan padres inteligentes, es necesaria más masa encefálica, o sea cerebros más grandes. El aumento de seso en la especie implica necesariamente bebés más cabezones, y eso es un problemón al momento del parto. La solución fisiológica es que los bebés nacen con el cerebro poco desarrollado respecto de su máxima capacidad. Y eso significa que tiene que pasar mucho tiempo para que puedan desarrollarse y valerse por si mismos. Lo cual nos lleva al primer punto: se requieren progenitores más inteligentes para cuidar a estas crías en desarrollo.

El ciclo es claro: bebés inútiles requieren adultos inteligentes, que a su vez producen hijos más inútiles que a su vez requieren de adultos más inteligentes. Esto en evolución se llama selección natural desbocada, donde hay una retroalimentación positiva entre dos rasgos (si aumenta uno, aumenta el otro) tan fuera de control como una bola de nieve en pendiente. Se cree que la selección natural desbocada es el proceso detrás de rasgos exagerados como la cola de los pavoreales macho (y el gusto de las hembras por ese rasgo aparatoso).

Las capacidades cognitivas humanas se pueden considerar también como exageradas, pues es claro que nos permiten pensar y hacer cosas mucho más sofisticadas que lo que sería necesario para únicamente sobrevivir y reproducirnos. Podríamos decir que nuestra inteligencia es innecesariamente alta, y el motor detrás de ella es lo indefenso de nuestros infantes.

Recuerda esto la próxima vez que sientas que tu intelecto está siendo subestimado al tener que limpiar continuas vomitaditas de leche.

Referencia:
Extraordinary intelligence and the care of infants

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