Que las tiendas se vean tan bonitas, con las cosas perfectamente bien acomodadas, como invitándote a pasar un rato en ellas y de paso llevarte un “recuerdito”, tiene un nombre: transferencia de Gruen (por el arquitecto que descubrió que, diseñando un espacio con un ambiente controlado, lleno tiendas y con áreas verdes, la gente se quedaba más tiempo para desconectarse del caos del mundo exterior y, obvio, compraba más).
Si vas a un centro comercial descubrirás que…
- Tiene una arquitectura para perderte. Está diseñado para que no puedas orientarte, su intención es que te desubiques para que des más vueltas, veas más cosas y quieras comprarlas.
- Nos aísla de la realidad. Está decorada de forma que te sientas en otro lado y, a menos que sea abierta, pierdas la noción del tiempo. Si te fijas, casi nunca tienen relojes y su iluminación es neutra, así no notas si se te hizo de noche.
- Estimula tus sentidos. Cada aparador está diseñado para intensificar tus deseos, desde el olor, la música y las texturas. Todo te genera una experiencia sensorial irresistible.
Sobrevive tu visita al mall
No estamos diciendo que te encierres en tu casa y pidas todo por internet, pero mejor sigue
estos tips:
- Haz una lista de lo que TIENES que comprar, para que no te atasques de cosas que
no necesitas.
- Cuando llegues, ve directo a la tienda a la que tienes que ir, así vas a sentir que ya no tienes nada más que hacer en la plaza.
- Pon una alarma en tu reloj a equis hora y vete en ese momento. De paso, te ahorras una buena lana de estacionamiento.
- Desconfía de las tiendas que tienen la música muy fuerte, porque aparte de que te estimula a la acción —comprar—, te distrae de cosas importantes como la calidad de los productos.
- Deja tus tarjetas en casa. Si llevas el dinero necesario para tus cosas, evitarás que a media quincena andes mendigando la alacena de tus papás.
- Pon un límite de gastos en tu banco. La mayoría de las tarjetas te permiten establecer un consumo máximo al día.
- No sueñes demasiado. Está padre pasear y pensar en cómo se te vería tal vestido, pero si vale lo mismo que tu renta y nunca sales a ningún lado, pues mejor ni te lo pruebes.