No eres ni el primero ni el último que se marea o al que se le tapan los oídos en un avión
Pasan mil y un cosas todos los días en el cuerpo, pero cuando lo sometemos a alturas extremas, hablando de aviónes, los cambios pueden alterarse y ser más bruscos. Algunas cosas que cambian:
Sonidos y sabores. No podrás percibir ninguna de las dos cosas al 100%, las papilas gustativas se adormecen y los cambios de presión afectan los oídos. Seguro has sentido que se te tapan y tragas saliva o masticas chicle para evitarlo.
Falta de oxígeno, lo que puede causar mareos y fuertes dolores de cabeza. Las cabinas de los aviones mantienen 75% de la presión atmosférica, menos de eso podría ocasionar los síntomas antes mencionados con más fuerza.
Estás lleno de gérmenes. Las probabilidades de enfermarte de gripe sube hasta 100 veces más, pasa porque la mitad de aire que respiras dentro recircula durante el vuelo, esparciendo gérmenes y virus de cada uno de los pasajeros.
Te deshidratas. Puedes perder hasta un litro y medio de agua en el cuerpo por tres horas de vuelo. ¡Toma agua!
¿Y la sangre? Todo en tus piernas. La falta de movimiento, concentra la sangre alrededor del cuerpo, puede causar trombosis… o sea, si es un vuelo muuuuy largo y todos los días, si son cosas que pasan muy casualmente, no tienes de qué preocuparte.
*Con información de Compare Travel Insurance
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