Divorcio nocturno… ¿sí o no?

Podrías tener el síndrome del insomnio conyugal y ni siquiera te has dado cuenta

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¿Síndrome del insomnio conyugal? Osea, si tu pareja no te deja dormir porque ronca como oso, te roba la cobija o tiene la vejiga del tamaño de una uva, reconsidera los cuartos separados. Fuera de que tus amigos van a creer que ya no tienes vida sexual, no está nada mal.

En la actualidad, la cama no solo es un espacio para dormir, sino un símbolo de intimidad, quizá por eso nos cuesta tanto trabajo romper esta costumbre, porque creemos que es el primer paso hacia la separación, romper un momento importante de complicidad. Pero cuando es un tema de salud -y el descanso lo es, pues el insomnio crónico aumenta la posibilidad de tener enfermedades cardíacas, hipertensión y problemas de respiración- tienes que dejar de lado el sentimentalismo, porque no hay nada menos sexy que estar ojeroso, cansado y de malas. La clave para tomar la decisión de si debes dormir solo o acompañado es saber si afecta o no la calidad de tu sueño. ¿Qué es lo que te está despertando?

PREGUNTAS QUE TE TIENES QUE HACER:

  1. ¿Te despiertas más de una vez durante la noche porque el otro ronca, va al baño, habla o sin querer te pega?
  2. ¿Se duermen o despiertan a distintas horas?
  3. ¿Tus hábitos de sueño -las horas que duermes, las siestas, las necesidades- son muy distintos que los de tu pareja?
  4. Durante algún punto de la noche tienes que decir: “por el amor de Dios, ya apaga ese teléfono…” o algo más por el estilo?
  5. Sientes repercusiones al día siguiente: estás más cansado o irritable.

 

Un estímulo externo, ya sea ruido o tacto, puede producirte un microdespertar, es decir, actividad cortical en tu cerebro durante algunos segundos. Sigues dormido, pero el sueño es más superficial y de peor calidad, dice el doctor Diego García-Borreguero, director del Instituto de Investigaciones del Sueño en España.

Al final, dormir en camas o en cuartos separados es una decisión muy íntima que tienes que tomar con tu pareja, pero si tus trastornos de sueño son causados por culpa del otro más vale detener este asunto a tiempo ante de que lo quieras asfixiar con la almohada (metafóricamente hablando, claro está).

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