¿Te suena? Es casi una regla que empezar una nueva relación o casarte hace que la báscula también lo resienta. ¿Sabes por qué pasa? Toma nota para que identifíques perfecto las conductas que tienes que evitar
Yannina Thomassiny
Esto no es un mito, según un estudio del Obesity Journal, en promedio las mujeres aumentan 10 kilos en los primeros cinco años de matrimonio, mientras que los hombres 13. El amor da tal confianza que te dejas ir con la comida y cuando te das cuenta ya tienes más de 10 kilos encima.
¿Cómo empieza?
Las malas mañas se pegan. Por ejemplo, yo siempre he sido deportista más por necesidad que por afición. Vengo de una familia que engorda a la menor provocación y sé que si no me cuido subo de peso de volada.
Mi esposo en cambio, no hace ejercicio en lo absoluto. Desde que nos mudamos a vivir juntos dejé mi rutina abandonada. Al llegar del trabajo y no verlo en todo el día tenía dos opciones: bajar al aburrido gimnasio o acurrucarme con él a ver la tele y pedir pizza. Obviamente la segunda siempre ganaba.
En el matrimonio se rompen dos reglas de inmediato: la fuerza de voluntad y la convicción atlética. Tu pareja se convierte en tu prioridad y está bien, el problema es cuando estos hábitos rutinarios de convierten en tu día a día y te vuelves incapaz de decir “Voy a bajar a hacer ejercicio”.
Doble Trouble
Esto es la perdición. Cuando te emparejas tus antojos se duplican. Si él quiere pan dulce, los dos le entran. Él quería papas con chile, los dos le empacan. Este error también se comete en el tamaño de las porciones. Aunque su apetito sea el mismo su metabolismo no se va a equilibrar y comerte los 10 tacos con tu esposo porque “equis, es domingo y ya pedimos el kilo de pastor” es la fórmula infalible al sobrepeso.
No dejes que las cantidades pierdan proporción.
Engordas, te estresas y comes más
Este círculo vicioso es el que no te deja bajar lo que ya subiste. Llega un punto en el que ya comes por ansiedad, cuando ves que tu ropa no te queda, te ves en el espejo y no te reconoces ya sabes que algo está pasando. Esto te causa pánico y en lugar de ponerle un alto te das unos atracones por estrés. “Hoy me como todo lo que quiera porque ya el lunes empiezo mi dieta” y la dieta no llega. El miedo a la gordura te lleva directo a ella.
La factura de los kilos
Esto obviamente trae consigo problemas emocionales. El autoestima baja, te dejas de sentir sexy ya no quieres ni salir por miedo a que la gente te vea y juzgue. Afecta tu vida social, psicológica y esto tu pareja lo resiente.
Remedios mágicos
Se van a presentar en tu camino como por arte de magia, las pastillas, dietas, jugos detox, homeopatía, etc… Pero nada de esto va a funcionar si no trabajas en tu honestidad y coherencia. A mí me pasó que intentaba de todo pero lo combinaba con fines de semana llenos de excesos en comida, alcohol y nada de ejercicio. Ya sabes lo que tienes que hacer para bajar de peso, pero no lo hacemos por un contexto emocional que tienes que atender si lo que quieres es un cambio profundo.
Ten en mente que el cambio es posible, bajar esos kilos de más sí es algo que puedes lograr. Lo que tienes que hacer primero es quitarte la ansiedad, no tener miedo y darte cuenta de lo que eres capaz. Al final valdrá la pena.
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