Variedat
Por: Michelle Zanella
Patricia Riggen, directora mexicana, habla sobre romper estereotipos, filmar acción y cómo las mujeres seguimos probando que podemos con todo.
Por si no lo sabías, hay muy pocas mujeres dirigiendo películas de acción en el mundo. Y Patricia Riggen es una de ellas y además, es mexicana, ¡doble orgullo! Ella es poderosa y con una carrera que ha brincado del drama a la aventura y ahora a los trancazos bien coreografiados, Riggen dirige G20, una película de acción protagonizada nada menos que por Viola Davis como la presidenta de Estados Unidos, y que ya puedes ver en Amazon Prime Video a partir del 10 de abril. Y para empaparnos de este nueva peli, platicamos en exclusiva con Patricia Riggen.
Nos cuenta lo que hay detrás de hacer una película de este tamaño, lo que cuesta ganarse un lugar en un género dominado por hombres y por qué las mujeres, todavía hoy, tenemos que seguir demostrando que sí podemos.
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G20 es una película de acción, tensión y una protagonista que no se anda con rodeos. Viola Davis interpreta a la presidenta de Estados Unidos en medio de una cumbre internacional que se convierte en zona de guerra. Entre ataques, decisiones críticas y el caos total, ella tiene que tomar el control, proteger a su gente y demostrar que sí, también puede repartir golpes si es necesario.
Como bien dices, a mí me gusta mucho cambiar de género. No quiero hacer siempre lo mismo; brinco de género en género. A veces eso es negativo porque no me ven de una manera clara, no encajo. Pero justo por eso quise hacer acción: es un género que ha estado destinado al hombre y había que romper con eso. Se hacen muchas películas de acción y es un género muy vivo.
Además, me interesó mucho porque estaba Viola Davis. ¡Lo que quieras con ella! Para mí, eso fue lo más importante. Casi nadie ha tenido esa oportunidad, somos muy poquitas las mujeres directoras que hemos podido hacer una película de acción. Y era importante demostrar que también nosotras podemos filmar guamazos igual de bien que un hombre. ¡Ni que ellos estuvieran peleando de verdad! Fuimos a la misma escuela… ¿cuál es la diferencia?
El reto principal es que te contraten. El segundo, es hacerla. Pero en el caso de la acción, hay muchos colaboradores. Es más difícil entretener en un drama que cuando tienes explosiones y coches que chocan: eso lo hace más fácil. Tienes efectos, secuencias y muchas herramientas más.
El reto para mí era combinar todo lo que ya sé hacer y que me sale natural: grandes actuaciones, momentos emotivos, una historia con humanidad… dentro de una película con mucha y muy buena acción. Mi reto fue no permitir que me quitaran los recursos para lograrlo. Siempre pasa que dicen “no hay presupuesto” y recortan cosas, pero yo la protegí. Porque si me quitaban la acción, iban a decir: “claro, es una peli chafa de acción porque la dirigió una mujer”. ¡No! Tenía que tener muy buena acción para que no quedara duda de que una mujer también puede hacer este género... y que quede muy bien.
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Uff… es entretenido, pero hay muchas cosas detrás. Seguridad, efectos visuales… y tienes que aprender de todo eso. Todo se hace en pedacitos. Y eso te lo tienes que imaginar primero, no puedes improvisar. Hay que diseñarlo todo desde antes. Pero ha sido muy divertido. Yo ya había hecho algo de acción, en Jack Ryan, pero no de este tamaño.
Ahí está la maestría, ese es el trabajo del director: encontrar el balance. Para mí era muy importante que la película no fuera solo de acción, porque entonces, ¿dónde está mi mirada como directora y como mujer?
Había que balancear la familia, la relación con la hija… es una película súper complicada. Tiene la parte política del G20, y si una peli va a ser realmente satisfactoria, tiene que dejarte algo al final. Quieres que al protagonista le haya servido de algo todo lo que vivió. Que haya un cambio. Viola, como personaje, tiene algo parecido al síndrome del impostor: no se cree que es una guerrera, una verdadera líder. Y a través de esta aventura se demuestra a sí misma que puede, y se lo demuestra al mundo. Todas las mujeres tenemos la misma historia, en realidad. Todas nos estamos probando.
Siempre digo lo mismo: hay que creer en nosotras mismas. El mundo no cree en nosotras, eso es claro. A estas alturas, aún no creen en mí, y siempre tengo que estar demostrándolo.
Hubo una época en la que perdí la fe en mí misma… pero la recuperé. Y ahora me doy cuenta de lo importante que es creer en ti, porque nadie más lo va a hacer por ti. Se vale equivocarse. Si los hombres lo hacen, ¿por qué nosotras no? Cree en ti, es lo más importante.
Tienes que estar muy concentrada. Es mi guión, mi escena, mi actor. Concéntrate en tu trabajo. Estás ahí por una razón. No te centres en el miedo ni en los nervios que hay alrededor.
Durante dos años desarrollé el guión. Metí toda mi cosecha desde el principio: todas mis ideas, muchísima parte de la trama, muchos momentos de los personajes. El director contribuye todo lo que puede, y yo construí todo lo que pude porque el guión original tenía muchos problemas.
Para mí lo más importante era que estuviera Viola. La idea de que fuera Presidenta de Estados Unidos me parecía increíble porque rompe con el esquema de lo que se espera de una mujer de color en ese puesto.
Y sí, durante la preproducción y la producción uno sigue metiendo de su cosecha e improvisando momentos, trabajando escenas para que todo funcione. Es tan complejo que nunca está perfecto, es como una escultura que nunca termina. Nunca dejas de esculpir: incluso en la postproducción inventas mil ideas nuevas.
G20 ya está disponible en Amazon Prime. No te pierdas esta historia de acción, poder y transformación… dirigida por una mujer que también vino a romper esquemas.
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