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¿Por qué no te toman en serio? Descubre los errores de las mujeres en la oficina, que son más comunes y cómo corregirlos.
Hay actitudes que, por más bien intencionadas que sean, nos alejan del puesto que queremos. No tienen nada que ver con falta de talento o ganas, sino son actitudes que vienen de nuestra crianza, del entorno y de nuestra relación con nosotras mismas. Por eso, aquí te dejamos una lista de errores de las mujeres en la oficina, pa’ que tengas la atención bien puesta en ello.
Estaría increíble ser perfectos, pero lo cierto es que absolutamente todos tenemos nuestras áreas de oportunidad, por eso aquí te dejamos una lista de errores de las mujeres en la oficina, pa’ que cheques si alguno te checa y, si quieres, hagas modificaciones al respecto.
Es el autoboicot laboral femenino por excelencia. Antes de que te enojes porque parece sexista: ¿cuántas veces en tu vida (personal y laboral) no has pensado o dicho “si yo no lo hago, quién”? Tomar toda la responsabilidad por TU trabajo es una obligación, pero hacerlo por el trabajo de un equipo es un error que podría costarte caro. Mientras te ocupas en arreglar los descuidos ajenos, otros toman ventaja de tu esfuerzo y se llevan el crédito. Hay una gran diferencia entre hacer todo el trabajo y hacer que el trabajo esté hecho.
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Aguántate las ganas aunque sientas que eres una mala persona o egoísta.
No hay mayor trampa que la idea de que nadie hace las cosas mejor o más rápido que tú. ¡Suelta la necesidad de resolverlo todo!
Muchas veces, por intentar cuidar tu imagen, terminas mordiéndote la lengua o tragándote tu opinión. No se trata de que ahora vayas como loca por la oficina pidiendo que se haga lo que tú quieres, pero si tienes algo que decir, dilo. ¿O no te ha pasado que en medio de una junta uno de tus compañeros se anima a discutir un punto —con el que estabas de acuerdo— y es aplaudido por ello? Exacto, así que llegó el momento de hacer oír tu voz y confiar en tu criterio.
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Sin duda alguna, uno de los errores de las mujeres en la oficina. Notarás que cada vez es más fácil hablar y que a los otros puede interesarles lo que dices.
¿Estás en desacuerdo con algo o quieres hacer una crítica constructiva? No es necesario que te disculpes y ve al grano.
Este es un punto delicado. Todos queremos ser aceptados y eso no tiene nada de malo. En los ambientes laborales, el éxito y demás factores de crecimiento dependen en cierta medida de que le agrademos a los demás. El problema es no saber ponerlo en perspectiva y olvidar que hay algo aún más importante que ser aceptado: ser respetado. Pero, ¡cuidado!, ser respetado y no ser agradable es igualmente negativo que ser querido y no respetado. Lograr el equilibrio entre respeto y aceptación debe ser tu meta a partir de ahora.
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Ya sea falsa o no, es igual de peligrosa que la pedantería. Hacer parecer que tu mérito es nulo o que la tarea era simple, cuando no lo fue es uno de los errores más comunes que cometemos las mujeres por miedo a destacar. Si alguien nota lo bien que hiciste un proyecto, ¿por qué decir que no fue nada? Y si nadie parece notarlo, ¿por qué no comunicarlo y hacerte valer?
Pon la vista en los ojos y la cara del otro, pero con descansos, si le clavas la mirada vas a parecer psicópata. Bajar la vista da señales de sumisión e inseguridad.
Ahora que ya conoces estos errores de las mujeres en la oficina, cuéntanos en redes sociales, si te identificaste con alguno de los puntos anteriores.
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