Muchas personas sienten que con la temporada llega la pura alegría, pero igual y tú presentas señales de que tienes el síndrome de Año Nuevo.
Año Nuevo, vida nueva… ¿o eso dicen?, pero espérenme una cosa, no siempre el inicio de un nuevo calendario es sinónimo de motivación y entusiasmo, por eso te decimos, cuáles son las señales de que tienes el síndrome de Año Nuevo.
Para muchas personas, enero llega con un combo de emociones que, sinceramente, nos trauman, como la nostalgia, el estrés, incertidumbre y hasta tristeza profunda.
A todo esto se le conoce como el síndrome de Año Nuevo, que aunque no es un término médico reconocido ni una condición clínica formal, Saulo Velasco, psicólogo y profesor de School of Life, considera que es un estado en el que la tristeza, la insatisfacción y la presión por sentirse feliz aumentan.
Y no, no es solo algo mental, en ocasiones está relacionado con los cambios de clima o la falta de sol, y es que los días más fríos y oscuros de enero afectan la producción de serotonina (la hormona de la felicidad) y aumentan los niveles de melatonina, lo que puede dejarte sintiéndote más apagado que el arbolito de Navidad después del 6 de enero.
El cambio de año literal transforma nuestro cerebro, porque implica cerrar ciclos. Nos ponemos intensos reflexionando sobre qué hicimos (o no hicimos) el año anterior, mientras las expectativas de lograrlo todo en 12 meses nos abruman.
Si quieres conocer más, la Jefa te lo explica en esta nota.
Si sientes que algo te está ahogando, y cero puedes ponerte pilas con todo lo que te viene, es probable que estés manifestando alguna de estas señales.
Este se presenta por aumento de la presión social, ya sabes, con todo ese tema de las fiestas o la tía que está duro y dale con que ya tengas hijos, y es que aunque a unos se les resbale, la verdad es que todo lo que pasa en Navidad y Año Nuevo nos afecta.
No puedes dejar de pensar en todo lo que pasó (o no pasó) el año anterior, y aunque sepas que sí enfrentaste como guerrero muchos problemas, te estás martirizando por lo que no pudiste. Por favor, entiende que hiciste lo que pudiste, y tienes toda una vida por delante.
Si eres de los que jura que necesita vacaciones de las vacaciones, entonces lo más seguro es que el Año Nuevo te esté afectando.
Tu cuerpo está fuera de balance, y seguramente la está pasando terrible porque el futuro te abruma y no sabes por dónde empezar. Si te quedaste con la espina de que algo te hizo falta, vas a pasar noches pensando en qué te ocurrió.
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No es que queramos que le sumes más presión a tus propósitos, pero sí hay algunas situaciones que podrían liberarte de todo ese estrés.
Cero se vale arrancar el año queriendo ser la persona más productiva del planeta. Ve un día a la vez, prioriza tus metas y deja espacio para el descanso.
Si el invierno te tiene en mood apagado, te u-r-g-e buscar más luz. Sal a caminar, abre tus ventanas o usa una lámpara de terapia de luz. La exposición a la luz ayuda a regular tu estado de ánimo.
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El ejercicio libera endorfinas que mejoran tu estado de ánimo. No tienes que correr un maratón, con una caminata corta o una sesión de yoga ya estás haciendo mucho por tu cuerpo y mente.
No se trata de meterle más peso al Año Nuevo, pero decidirte a que cada jueves vas a tomarte un te en tu sofá durante una hora, te dará control y sentirás que cada vez haces más y más cosas.
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