Sí, los millennials tienen la oportunidad para criar de una forma distinta a como fueron sus papás, pero ¿saben qué? En ese bendito-maldito afán de no repetir patrones, terminan sobreprotegiendo al crío.
Entre tanta información para definir los tipos de crianza, las generaciones y hasta los críos, ya nada se parece a lo que educar en aquellos cercanos-lejanos 80-90. Y es que los papás que son esos famosos millennials están criando a las mentes del futuro, los Z y los Alfa, pero ¿son niños más frágiles? ¿Por qué ahora también los llegan a llamar niños de cristal? Checa las señales de que estás sobreprotegiendo a tus hijos.
El psicólogo Juan Pablo Arredondo, con más de 10 años tratando a niños y adolescentes y con seis libros de psicología familiar, explica que el término niños de cristal no se trata de un diagnóstico médico o psiquiátrico, solo es una forma coloquial para identificar a un tipo de crianza y de hijo resultado de ese estilo de educar. Las características principales son el ser más propensos a ofenderse ante ciertas situaciones, más sensibles emocionalmente y tienen poca tolerancia a la frustración.
Mientras que los papás de algodón son aquellos que sobreprotegen en exceso a la hora de educar a sus hijos. Los papás de algodón protegen a sus hijos a un nivel tan alto, que terminan por volverlos débiles, frágiles o vulnerables. Ora sí que mírame y no me toques, please.
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En un estudio publicado por Michigan State University, se explica que una de las peores consecuencias de la sobreprotección es que se crea falta de independencia y resiliencia, lo que impide el desarrollo y, en general, esas habilidades para enfrentar problemas o aprender a resolverlos. Lo anterior deja niños mal preparados para enfrentar mundos crueles, problemas sociales y, en general, para saber cómo sobreponerse a dificultades.
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1.Suelen confundirse con niños sensibles o extremadamente sentimentales.
2.Muestras incapacidades para enfrentar los problemas cotidianos de la vida.
3.Tienden a intensificar sus emociones, como si tuvieran una especie de megáfono emocional (intensos e incluso tóxicos en las relaciones).
4.Se vuelven poco resilientes para enfrentar los obstáculos de la vida.
5.Si tienen un problema siendo niños o adolescentes pareciera que se les acaba el mundo.
Si ya te estás dando cuenta por dónde va el asunto, es hora de que lo ayudes. Puedes comenzar enseñándole sobre la consciencia y aceptación de los conflictos individuales, enséñale que problemas siempre habrá. De igual forma busca que se integre en distintos grupos donde conviva con niños de personalidades distintas.
Recuerda que el fracaso no es un reflejo de tu valor como padre, sino que es una parte esencial del proceso de aprendizaje.
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