El winter blues o depresión, entre tanta felicidad, es normal. No te agobies, tiene su ciencia y soluciones.
Todo el mundo anda la tomadera, la vacación y el festejo pero tú te sientes triste y empiezas a pensar, ¿qué hay de malo en mí?, se supone que es la época más feliz del año… Te contamos sobre el Winter Blues, mejor conocido como la depresión invernal.
O sea, el trastorno afectivo estacional (SAD) sí existe, es más común de lo que pensamos y quisiéramos, y comienza a darse en los últimos meses del año, sin necesidad de factores externos involucrados como pérdidas de familiares.
Este bajón va desapareciendo poco a poco hasta terminar por degradarse al final del primer trimestre del año entrante. Es importante recalcar que la prevalencia en mujeres es infinitamente mayor que en hombres.
Algunas personas pueden comenzar a presentar mal humor en la época más fría del año y conforme pasan los días, este estado de ánimo se va convirtiendo en actitudes que te aíslan o te quitan las ganas de hacer cosas que antes te hubieran gustado. Esta pérdida de interés puede llegar a dañar los ritmos normales de las personas y aunque el trastorno afectivo estacional no se presenta en niveles muy intensos, es importante que observes y cuestiones si tienes diferentes comportamientos ante una misma situación para evitarte molestias.
Otro aspecto de este trastorno es que ocasionalmente se presenta con una subida de peso corporal, esto es causado por la constante necesidad de comer carbohidratos que sentimos durante la época que, si observamos de cerca, tiene todo el sentido tomando en cuenta que en algunos lugares del mundo, las temperaturas son extremas y pasan fríos intensos acompañados de una necesidad de calor… y este se genera con energía, pues el cuerpo exige.
Mucho se habla de la importancia de la higiene del sueño y en este fenómeno no es la excepción, si tienes esta depresión estacional, muuuy probablemente tengas insomnio o hipersomnia, lo que quiere decir que vas a sentir un cansancio profundo y dormirás como si no hubiera un mañana o no vas a cerrar el ojo en lo absoluto.
Este tipo de síntomas incrementa el estrés y también impacta en la ingesta de carbohidratos, ¡porque tu cuerpo pide energía!
Si unimos todas las piezas de este trastorno, podremos observar que la fatiga extrema, la demanda de comida rica en grasas o azúcares y, en algunos casos, la necesidad de dormir mucho, se asemeja un poco al estado de hibernación de algunos animales.
Se han estudiado tres diferentes factores desencadenantes para el winter blues: deficiencia de vitamina D, la cual se nos está di y di que tomemos, pero casi nuuunca hacemos caso, la falta de exposición al sol y la lejanía del ecuador, es decir, en países lejanos y de climas particularmente fríos lo podemos encontrar en mayor porcentaje de la población.
Existen otros factores detonantes en estas fechas que pueden propiciar que tu estado afectivo se trastorne y estas son nuestras traicioneras: expectativas.
Nuestra construcción de lo que necesitamos en esta época es una mezcla de querer tener la decoración de la casa de Home Alone con la actitud de la Señora Claus y eso no va a ser siempre posible.
Además de las condiciones físicas y naturales que se presentan en la época, la construcción social y afectiva que tenemos sobre toda esta etapa del año también impacta.
Como ha sido la historia de la humanidad, hemos pasado años intentando no hacer caso a nuestra naturaleza y nuestro cuerpo, de manera que… en la época en la que nuestro cuerpo quiere recargar baterías, hacer un resumen de nuestro año e hibernar, nuestra construcción social nos indica que debemos tener de a cuatro eventos por fin de semana, toda la oferta de alimentos de densidad calórica alta y, aun así, mantener el buen humor y la línea.
Ante tanta confusión, nuestro cuerpo con mente incluida termina haciendo crisis, desatando emociones desagradables y generando estos estados tristes acompañados de sensaciones de insatisfacción y frustración.
La inercia de la época nos hace sentir que tenemos que cumplir con unas demandas altísimas que pueden hacernos sentir de dos formas, totalmente realizados y bien con nosotros mismos a costa de lo que sea, o con una insatisfacción y vacío tremendos.
Esta época está caracterizada por generar la creencia de que nos hacen falta muchas cosas, aunque no sea cierto del todo, por lo que corremos el riesgo de usar las compras como analgésico de nuestro winter blues.
Así que ¡sé consciente y honesto contigo mismo! Distingue si en realidad necesitas dar todos esos regalos que después de comprarlos te dejarán en ceros emocionales y financieros.
Uno de nuestros superpoderes como humanos es la capacidad de observación que tenemos. Asegúrate de tener momentos donde hagas un alto en tus días y ponte atención. Date cuenta si comienzas a experimentar sensaciones de desgano y sientes una necesidad de descansar o estar un tiempo a solas, pero, sobre todo, hazte caso.
Sortear el trastorno afectivo estacional está relacionado con el respeto y la compasión. Si notas a alguien a tu alrededor con algunos síntomas de depresión estacional, ayúdale a bajarle dos rayas a la aceleración, acompáñalo con respeto para que cuando aparezca en un evento navideño esté en verdat presente y es-pec-ta-cu-lar.
Por: Samantha Vázquez.
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