¿Recuerdas cómo era la vida cuando éramos niños?, ¿Dónde quedó esa época dorada? y más importante, ¿has notado todas las cosas que dejamos de hacer cuando nos volvimos adultos?
Sí, andamos nostálgicos y armamos una lista de 10 cosas que olvidamos o dejamos de hacer cuando crecimos y que, la verdad, no sería mala idea volver a ver la vida así. Tomemos un momento para recordar nuestra niñez y traer un poco de esa magia de regreso a nuestras vidas con estas 10 cosas que olvidamos de cuando éramos niños y que nos harían un adulto más feliz.
Por: Carmen García Cuevas.
¿Recuerdas cuándo no teníamos que preocuparnos por el tiempo? Podíamos jugar todo el día sin que importara el reloj o las obligaciones. ¡Era como vivir en una burbuja mágica! Dedica tiempo a actividades que te gusten y relajen, sin estar pensando que el tiempo pasa.
Los niños encuentran alegría en las cosas más simples. Podíamos pasar horas jugando con una caja vacía o persiguiendo mariposas en el jardín, por eso hay que volver a apreciar la belleza de las pequeñas cosas de la vida adulta y los detalles cotidianos.
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¿Recuerdas cómo hacíamos amigos en el parque o en la escuela en cuestión de segundos? Simplemente compartíamos un juguete o una sonrisa y ya teníamos un nuevo compañero de aventuras. ¡Así de fácil! ¿Por qué no retomar esa habilidad social? Cultiva amistades que te den alegría y compañía.
Los niños comen lo que les gusta sin preocuparse por las calorías, la dieta o los ingredientes. Podíamos devorar helados, dulces y galletas SIN pensar en las consecuencias. Permítete disfrutar de los placeres de la comida sin sentirte culpable y dale rienda suelta a tus antojos de vez en cuando.
De pequeños teníamos la capacidad de crear mundos enteros con nuestra imaginación, podíamos ser piratas en altamar, astronautas en el espacio o detectives en una misión secreta. La imaginación NO tenía límites y era asombroso. Dedica tiempo a actividades creativas como pintar, escribir, bailar o cualquier manualidat. La imaginación te permitirá explorar nuevas ideas y perspectivas, además de que te ayudará a mantener un espíritu joven.
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Una de las cosas que olvidamos de cuando éramos niños es a perdonar y olvidar rápidamente las peleas. No cargábamos con rencores ni resentimientos por mucho tiempo, lo que nos permitía seguir adelante SIN el peso del pasado. ¡Qué listos éramos! Perdona a los demás y a ti mismo; permite que la energía positiva fluya en tu vida.
Esta es una gran cualidad: los niños son auténticos en su forma de ser. No se preocupan por lo que piensen los demás y se expresan sin inhibiciones. No solo es liberador, sino también saludable. Llora cuando necesites llorar, ríe a carcajadas cuando algo te haga reír y exprésate libremente sin temor al juicio de los demás.
Los niños son naturalmente curiosos y tienen una sed insaciable de conocimiento. Hacíamos preguntas de TODO y explorábamos el mundo con asombro. Recupera esa curiosidad y no tengas miedo de hacer preguntas, aprende algo nuevo cada día y mantén tu mente abierta a nuevas ideas.
Cuando éramos niños, podíamos jugar libremente, sin preocuparnos por las responsabilidades o el estrés. Nos sumergíamos en nuestros juegos y actividades favoritas sin restricciones ni preocupaciones. ¡Es hora de sacar al niño interior! Dedicar tiempo para jugar te ayudará a liberar el estrés y disfrutar de momentos de diversión y relajación.
Los niños viven en el momento presente y disfrutan plenamente de cada momento. No se preocupan por el pasado o el futuro, sino que se sumergen en el ahora con toda su energía. ¡Qué lección de vida para los adultos que nos preocupamos mucho por el pasado y el futuro!
Recordar nuestra infancia nos hace darnos cuenta de las pequeñas cosas que hemos dejado atrás en nuestra vida adulta. ¿Por qué no saltar en un charco, comer un helado sin preocupaciones o hacer nuevos amigos en un parque? ¡Aprovechemos la sabiduría y la libertad que teníamos cuando éramos niños y disfrutemos de la vida con una perspectiva fresca y divertida! Después de todo, como decía Peter Pan: “Nunca crezcas. Es una trampa“.
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