¿Por qué nos sentimos mal si no somos productivos? Aquí tenemos la explicación
Hoy en día todo el mundo se mueve demasiado rápido, noticias, redes sociales, trabajo, transporte, ¡todo! Parece que todavía no acabamos lo que tenemos pendiente por hacer, y ya tenemos 3 cosas nuevas en las que ya vamos tarde. Podemos decir que así es el ritmo de vida, que tenemos que acostumbrarnos, pero honestamente hemos llegado a un punto en el que requerimos un exceso de productividad. Ahora, seamos honestos, ¿es verdad que en ocasiones no somos tan productivos como deberíamos serlo? Sí, pero si comparamos la cantidad de veces que dejamos de ser productivos con la cantidad de veces que lo somos en exceso, seguramente va a ganar la segunda.
La mayoría de nosotros hemos crecido con una mentalidad enfocada a que el trabajo duro es igual a una mayor satisfacción y éxito. Si bien, es verdad que debemos enfocarnos y trabajar por nuestros objetivos, tiene la misma importancia tomarnos el tiempo de descansar y poder cuidar de nosotros. A pesar de esto cuando dejamos ese ritmo de productividad acelerado al que nos hemos acostumbrado, nos sentimos mal. Pero, ¿por qué? La respuesta es de lo más sencilla: porque crees que cuanto más haces, más vales. Hemos llegado a un punto en el que socialmente asociamos la productividad con nuestro valor personal, es por ello, que cuando tienes un rato libre tu mente empieza a buscar por donde sea y como sea, ocuparse en algo productivo para así lograr sentirse bien.
Esta asociación de valor y productividad es mucho más común en personas que son exigentes consigo mismas. Si eres de las personas que se vive todos los días 24/7 365 días al año, trabajando, estudiando, atendiendo obligaciones (sean escogidas o impuestas por ti), etc., cuando por fin logras tener un rato para descansar, por mucho que quieras, tú cabeza no te lo permitirá. Imagínalo así: tu mente es como la rueda de un hámster, la cual está girando todo el tiempo sin parar, porque el hámster se encuentra constantemente en movimiento. No importa que el hámster se baje por un tiempo, este seguramente será muy corto y por lo tanto la rueda no dejará de girar. Por lo tanto, cuando tienes momentos de pausa o de paz, te llegan pensamientos cómo “No estoy haciendo nada útil” o “Estoy perdiendo el tiempo”.
Pero no solo es que estas personas no pueden disfrutar de un rato o unos días de descanso, si no que cuando tienen algún logro sueles minimizar tus esfuerzos, y/o te centras en que pudiste haberlo hecho mejor. Quiénes sienten esta constante necesidad de productividad, también pueden ser adictas al estrés. Al siempre estar ocupadas haciendo cosas “útiles”, cuando dejan de hacerlas sufren una abstinencia, debido a la falta de actividad, cortisol, y adrenalina en el cuerpo. Por otra parte, hay personas, parra las que el trabajo es una vía de escape, ya sea de emociones o situaciones desagradables. Por lo que cada vez que sienten malestar, recurren al trabajo para evadir sus problemas o sentirse útiles y lograr alcanzar un cierto bienestar. Además de esto, se debe sumar, que en la sociedad actual se premian los logros, se ignoran los esfuerzos y se castigan los errores. Si te identificas con algo de lo anterior, recuerda que tu valor no depende de lo que produzcas o consigas.
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