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¿Cómo disculparte con tus hijos sin perder autoridad?

Aprende a pedirle perdón a tus hijos, sí también te equivocas y es una de las mejores lecciones que les puedes dar

Redacción Moi

Por favor”, “gracias”, “perdón” son palabras y frases que nos encanta andarles repitiendo a nuestros hijos porque, según nosotros, cuando las aprenden, son sinónimo de tener una buena educación. Pero bien dicen que debemos enseñar con el ejemplo y por eso te decimos por qué es importante ofrecer disculpas a tus hijos cuando te equivocas (¡sí! aunque eso signifique aceptar que te equivocas) y no solo andar predicando lo que “debe ser”.

Tú también la riegas
(y es la mejor lección) Como papás queremos ser perfectos, damos lo mejor que podemos con lo que tenemos. Pero no falta el día en el que tu hijo se acerca, te pide algo, tú estás en los cinco minutos en los que odias al mundo y terminas soltando tremendo grito sin razón ni motivo. O vas manejando y se te mete alguien y sueltas una serie de groserías que tu adolescente va apuntando para usar un día en tu contra.

Y así te vas a la cama sintiéndote peor que Chucky, con culpas y con el trofeo a la peor mamá o el peor papá del mundo.
Siendo sinceros, se nos olvida que los papás también debemos ofrecer disculpas porque como dijimos:

1) no somos perfectos y 2) enseñar con el ejemplo es más valioso que predicar y, al aceptar tu error, les demuestras a tus hijos que ellos también merecen respeto a su dignidad. O sea que cuando les dices “¿Me perdonas?”, “Lo lamento” o “Me equivoqué, lo siento”, se convierte en una oportunidad para mejorar y aprender tanto para ti como para tus hijos.

No te quita autoridad
Si pedir perdón a la pareja o a alguien en la chamba nos cuesta un trabajal, sabemos que decir “Lo lamento, me equivoqué” a tu criatura podría moverte el piso y sentirás que te ves débil frente a tus hijos… pero NO ES ASÍ. Por el contrario, pedir perdón y aceptar un error te humaniza y te acerca más a ellos.

Hay mucho más aprendizaje cuando nos disculpamos porque les enseñamos el valor de la humildad, que todos cometemos errores, que de ellos podemos aprender, que no son inferiores a nosotros y, lo más importante, educamos con el ejemplo (si tú reconoces tus errores, será más fácil que ellos lo hagan también).

7 pasos para “hacer
las paces” con tus hijos Decir “lo siento” es todo un arte, en especial cuando se trata de hacerlo con nuestros hijos, porque nos duele hasta el orgullo, pero estos pasos te pueden ayudar:

1. Di “lo siento”, “lo lamento” o “te ofrezco una disculpa”: No te recomendamos decir “Perdóname” porque entonces le pasamos la responsabilidad a nuestros hijos.

2. Reconoce el error: “No debí tratarte así…”, “No debí gritarte…”, etc. También puedes decir “Lo siento” cuando las cosas no salen como tu hijo esperaba. Es decir, cuando le prometiste que saldrías temprano del trabajo para ir por un helado y no sucedió, es válido decir que, aunque influyeron factores externos, lamentas que esa situación le haya provocado tristeza o frustración.

3. Dale una pequeña explicación: “Estaba de mal humor porque…”, “Me he sentido cansada últimamente…”, “No salí temprano porque nos pidieron un reporte”.

4. Haz un compromiso: Para que vea que la disculpa va en serio, ofrécele que algo cambiará, por ejemplo, “Haré todo lo posible por que no vuelva a suceder…” “Pondré más atención a eso…”

5. Repara el daño: Piensa en alguna solución, propón algo que haga sentir mejor a tu hijo sin “sobornarlo”, no se trata de comprarle un juguete cada vez que salgas tarde de trabajar.

6. Ponte a su nivel: La escucha activa se trata de agacharte para hablar con tus hijos porque estar a su nivel físicamente permite desarrollar la empatía, a la vez que protege los vínculos afectivos. Además le demuestra a tu pequeño que tienes disponibilidad e interés por lo que siente. Es una forma de decirle “Entiendo lo que sientes”.

7. Como condición: Habla solamente de tu equivocación y reconócela. No trates de responsabilizarlo por tus acciones

Reforzando la lección
Como el arte de disculparse debe estar presente en el día a día familiar y habrá días en los que no cometas errores y tus hijos sí, debes fomentarles hacerlo pero nunca obligarlos. Para reforzar esta enseñanza, cuando cometan una falla, no los obligues a pedir disculpas porque lo harán con frustración y solo porque los estás obligando.

Lo que debes enseñarles es a ser empáticos y eso se logra ayudándoles a reflexionar: “Creo que eso le dolió bastante a tu hermano. Mira cómo quedó roja su piel. ¿Viste su cara cuando le pegaste? Cuando estés listo sé que podrás ofrecerle una disculpa”.

También es importante enseñarles que es básico reparar el daño cuando sea posible:

  • ¿Se comió las galletas del amigo?
    Que le compre unas nuevas o le ofrezca de las suyas
  • ¿Le pegó?
    Que le ponga una pomada y lo sobe
  • ¿Lo ofendió?
    Tal vez pueda hacerle una carta o un dibujo

Piensa que todos cometemos errores porque somos humanos, nunca sientas que debes parecer perfecto ante tus hijos porque eso solo causa miedo, más que respeto. Entre más humano te vean y más prediques con el ejemplo, mejor y más rápido podrán entender la importancia de esta y otras acciones.

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