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Disautonomía: Causas, síntomas y tratamiento

Disa ¿qué? Te decimos qué es y cómo saber si la tienes ¡Es más común de lo que crees!

Martha Debayle.com

¿Qué es?
El sistema nervioso hace que todas esas cosas vitales, como respirar, se hagan automáticamente, sin que tengas que pensar o hacerlas conscientemente.

Este sistema tiene dos vías de conducción, el nervioso periférico (SNP) y el nervioso autónomo (SNA). Para fines prácticos, digamos que el SNA es regulado por un nervio vago y, además de ser la conexión entre el corazón y el cerebro, tiene a su cargo funciones como el pulso, la presión, la temperatura y la respiración.

La disautonomía es una condición cardíaca que se da, básicamente, cuando el nervio vago es mal portado y altera todo el SNA.

¿Por qué mal portado?
Porque frente a cualquier cambio repentino, como una emoción, una infección, un desvelo, fiebre, dolor, pararse rápidamente o no sentarte en mucho tiempo, cambios bruscos de temperatura o cualquier cosa que altere el estado habitual, el regreso de la sangre no oxigenada que va de las piernas al corazón disminuye, esto quiere decir que tu presión baja de forma brusca y llega muy poco oxígeno al cerebro.

Cuando llevamos mucho tiempo sentados y nos paramos (o al revés), alrededor de 60% de la sangre del cuerpo se va a los vasos localizados en las extremidades, o sea, nuestra parte de arriba se queda con menos sangre en un microsegundo, por eso en ese momento que te mueves, el cuerpo tiene que hacer ajustes para aumentar la presión arterial diastólica y compensar los niveles de la sangre.

CUANDO ALGUIEN PADECE DISAUTONOMÍA, EL SNA NO REACCIONA TAN RÁPIDO COMO EL MOVIMIENTO QUE HACE EL CUERPO.

¿Quiénes están más propensos?
No se sabe con certeza la razón, pero estadísticamente, las mujeres son las más afectadas. Por cada hombre con disautonomía hay diez mujeres con la enfermedad.

Estudios han demostrado que, en una zona del cerebro conocida como el tallo cerebral a nivel del 4º ventrículo, donde se regula la presión arterial, existe una mayor sensibilización de estas neuronas a los estrógenos u hormona femenina. Esto es lo que explicaría, por qué las mujeres, tienen más posibilidades de responder con disautonomía.

¿Cómo sé si lo tengo?
Hay tres manifestaciones clave:

  • Taquicardia.
  • Incremento anormal en la frecuencia cardíaca, en especial al ponerte de pie.
  • Desmayo.

De repente te mareas, te sientes débil y te desmayas. Tienes que aprender a reconocer los síntomas y, a la primera, sentarte y levantar las piernas.

¿Se puede confundir con otra cosa?
Los síntomas de la disautonomía se confunden fácilmente con depresión, fibromialgia, fatiga crónica, hipotiroidismo o hipoglucemia.

¿Cuáles son los síntomas?
A quienes sufren esta condición siempre los tachan de depresivos pero es que, literal, no tienen energía. Revisa los síntomas para que, si te checan, puedas diagnosticarte.

  • Siempre tienes sueño, sufres insomnio o, de plano, tu sueño no es reparador.
  • Tienes fatiga crónica; el cansancio excesivo ocurre después de mediodía.
  • Después de estar de pie un buen rato, sientes que te desmayas, te pones pálido y sudas.
  • Seguido sientes que “se te baja el azúcar”.
  • Tienes un aspecto pálido, cansado, párpados caídos.
  • Las manos y los pies se hinchan si no te mueves por un largo rato, si caminas despacio o si hace mucho calor.
  • Los dedos de las manos se sienten duros y rígidos por la hinchazón y lo que necesitas es cerrar y abrir las manos repetidamente.
  • Eres súper friolento.
  • Te da gripa seguido o con mucha facilidad, nomás por enfriarte tantito.
  • Sufres de presión baja (casi en todos los casos se presenta este síntoma)

¿Cómo se trata?
No hay una medicina que te lo quite, pero sí hábitos que pueden disminuir la frecuencia con la que te da. La más más más importante es mantenerte hidratado con dos o tres litros de agua al día. No debes estar de pie por mucho tiempo (si no tienes de otra, cada 20 minutos: cruza los pies, empina y suelta repetidamente, pon un pie delante del otro y después cambia de pie, agáchate como para abrocharte los zapatos, estira las piernas sobre una silla. Si vas a estar sentado mucho tiempo hay que mover los pies y las rodillas frecuentemente. Usa medias elásticas o calcetines elásticos con presión en el tobillo. Aumenta la sal en comidas, para mejorar el retorno venoso (solo si no tienes presión arterial alta o daño en el riñón). Haz ejercicio aeróbico moderado: yoga, bici, baile, natación.

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