Lo primero es que sepas lo que son para poder tener control sobre ellos
Primero lo primero, ¿qué son o por qué dan? Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso, muuuy intenso, tanto que desencadena reacciones físicas muy fuertes aunque no haya peligro o riesgo de ningún tipo. La persona que lo sufre, siente deseos incontrolables de pedir ayuda, salir corriendo o huir de la aparente situación.
Aunque todos podemos sufrir ataques de pánico, derivados de estrés y hasta falta de descanso, generalmente son los consumidores de sedantes y ansiolíticos, los más propensos a padecerlos. Pueden presentarse una vez en la vida o como episodios continuos.
Sí, son difíciles de manejar sobre todo porque sus síntomas pueden sentirse como un ataque al corazón, de ahí que la gente piense que está a punto de morir. Aunque causan este miedo intenso, físicamente no causan ningún tipo de daño.
¿Cómo se controla?
En el momento, reconocer que estás sufriendo un ataque de pánico, te aterriza y te hace recordar que es temporal y que una vez terminado, vas a estar bien. Cierra tus ojos para reducir cualquier estímulo y respira lentamente. Algunas personas recomiendan enfocar la vista en un objeto y ver cada uno de sus detalles con el objetivo de fijar tu atención en otra cosa.
Y lo más importante, ve a terapia, sobre todo si presentas episodios continuos. Dependiendo de la gravedad de tus ataques, tu terapeuta podrá recomendarte el mejor tratamiento y hasta un buen psiquiatra.
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