Razones para independizarte hay muchas y puede que sea lo mejor para ti y también para tus papás, pero la forma en que te vayas (o vayas a tus hijos) tiene que ser la adecuada
La única manera de saber si tendrás o no éxito cuando te salgas de casa de tus papás es que ambas partes tengan muy claro cuál es la razón por la que el hijo se va. Y no, no valen los reclamos como “me piden que ayude en la casa y eso me choca”. Te tenemos noticias, si te vas no solo vas a tener que ayudar, ¡vas a tener que hacer todo! O qué tal, “no me dejan llegar después de la media noche y a mis amigos sí”, “quiero irme de fiesta todos los fines de semana” y, peor tantito, “no quieren que lleve a mi novia y que se quede a dormir”, ¿cómo?.
A ver, todos esos son berrinches y no motivos para irse. Uno tiene que entender que vivir en casa de alguien más -sean o no tus papás- es un beneficios, pero con él vienen ciertas obligaciones. Si no eres autosuficiente pero crees que las reglas de tus papás son demasiado estrictas, lo que te toca es negociar. Si tu hijo es un desastre, pero no tiene los medios para irse (porque estudia, ¿eh?, no porque, pobrecito, apenas tiene 42 y no ha decidido en qué quiere trabajar), lo mejor es una plática profunda para que las dos partes estén a gusto.
Porque créeme, una vez que se vaya, a ninguno de los dos le conviene que regrese. Una relación madura entre padres e hijos lidia con esta separación sin miedos, enojos, culpas ni remordimientos. Cuando ambas partes tienen la certeza de que es momento de crecer y de que el hijo se vaya, todo lo demás será mucho más sencillo. Eso sí, siempre y cuando sepas que, a la edad que sea, no va a ser sencillo lidiar con todo lo que representa administrar una casa y depender al cien de ti mismo.
CONSEJOS PRÁCTICOS PA’ LA HUIDA
1. Para rentar vas a necesitar, al menos, el primer mes de renta y un depósito, además de firmar un contrato por un año, que necesita un aval. Empieza con eso antes de empacar porque si no, no te vas a ir nunca.
2. Antes de firmar, checa la seguridad de la zona donde vivirás, el transporte público, si hay dónde estacionarse, ubica los mercados y plazas comerciales, hospitales y cualquier servicio que se te ocurra.
3. Contratar una mudanza confiable que te lleve los muebles, ropa y demás chucherías que vas a acarrear de una casa a otra.
4. Antes de mudarte es básico tener cama, refrigerador, estufa o microondas, lavadora (o encontrar una lavandería cercana), cortinas, etc. Haz una lista para que veas si lo compras usado, te lo regala tu tía, lo sacas a meses, en fin, así también te echas de una vez un presupuesto.
5. Pídele a tu mamá una lista de todo lo que vas a necesitar comprar en el súper, sobre todo cosas como sal, que no se te ocurre comprar porque en la casa siempre había. Lo mismo con productos de limpieza, porque después de tu fiesta de bienvenida vas a necesitar una escoba.
6. Nunca sobra un fondo de emergencia para cosas de última hora: un foco fundido, si te toca pintar antes de mudarte, que alguien haga una limpieza pre y posmudanza.
7. Que tus papás se den una vuelta por el nuevo hogar no sobra, puede que te ayuden a mudarte, te digan qué le falta y sepan perfecto dónde está por si se ofrece. Tampoco sobra que alguien de confianza que viva cerca (tu primo, amigos, etc) tenga un juego de llaves.
8. Evita decirle al mundo, o sea al Facebook, que vives solo y dónde, porque la delincuencia prefiere atacar a personas solas.
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