Por fin conseguiste pareja, pero, ¡oh, sorpresa!, viene en paquete con tu suegra. No tiene que ser un martirio ni necesitas ponerte de tapete para echártela al bolsillo.
Sigue estos consejos y aprende cómo.
Eso mueve montañas. No hay nada más agradable que una persona que tiene una actitud positiva, ante todo. Participa en las actividades, como poner la mesa o ayudar a preparar la comida. Quizá no sea tu área de expertise, pero tu suegra verá tu esfuerzo y te lo agradecerá.
Obvio no aplica para quejarse de su hijo/a. Recuerda que no hay nada más horrible que los silencios incómodos, investiga qué le gusta, qué le sale bien y hazle saber que aprecias su opinión.
Si tiene la manía de aparecerse en tu casa sin avisar, quizá sea una señal de que se siente excluida de sus vidas. Hablen tú y tu pareja qué días van a destinar para pasar con la familia de cada quien. De vez en cuando sean ustedes quienes organicen una reunión familiar. Encuentra la manera de incluirla en los momentos importantes, así se sentirá tomada en cuenta.
Obvio su familia no va a hacer las cosas de la misma manera que se hace en tu casa y no por eso vas a armar una revolución. No los vas a cambiar, mejor aprende a fluir con ellos, quizá te lleves una sorpresa y aprendas algo nuevo.
La mayoría de las broncas entre el monster-in-law y tú es por no tener límites claros, y no nos referimos entre ella y tú, sino con tu pareja. Desde un principio tienen que establecer qué tanto van a dejar que los suegros intervengan, cómo van a reaccionar a comentarios y opiniones no pedidas.
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