Cuando alguien dice Navidad pensamos en árboles repletos de luces y casas que por unos días parecen casino de Las Vegas o tugurio de Tijuana (según el presupuesto), pero no siempre fue así
Las luces que pones en tu arbolito no siempre fueron como las conoces.
Siglo XVIII
Mucho antes de que existieran las bonitas series de foquitos “made in China”, la gente decoraba el árbol con velas y, como es de suponerse, más de uno terminó en fogata.
1882
El creador de las luces de Navidad fue Edward H. Johnson, socio de Thomas Edison, que hizo a mano una serie de 80 focos rojos, blancos y azules.
1900
Al principio las luces de Navidad eran tan caras (lo equivalente a unos 2,000 dólares de hoy) que se rentaban en vez de venderse.
Todos brillan, pero no son iguales
FOCOS INCANDESCENTES
El típico foquito de color. Se calientan mucho, se astillan, gastan demasiada energía y se rompen fácilmente. Por eso tienes que comprar series nuevas cada año.
LEDS
Son diodos emisores de luz. De acuerdo con la EPA (Agencia de Protección Ambiental), de Estados Unidos, utilizan hasta un 90 por ciento menos de electricidad que los focos incandescentes, pero (siempre hay un pero): son mucho más caras.
¿Cómo ahorrar?
Tu factura de luz se puede hasta duplicar si te alocas con los foquitos y los adornos navideños, por eso la Procuraduría Federal del Consumidor te recomienda:
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