Que si tu ex, que si vuelas, que si se te caen los dientes... aquí está la explicación
Los sueños siempre nos han llamado la atención, porque aceptamos que, desde el punto de vista psicológico, son la manera en la que el inconsciente aborda temas complicados o anhelos del día a día, pero la realidad es que soñamos porque estamos vivos y tenemos cerebro.
Investigaciones recientes afirman que los sueños son resultado de un proceso simultáneo de varias zonas cerebrales, donde las partes más antiguas activan las más evolucionadas, que hacen que entres en algunas de sus fases:
Durante el sueño, las estructuras cerebrales encargadas de las emociones, o sea, la corteza orbitofrontal, el giro del cíngulo y el núcleo de la amígdala, se encuentran más activas que cuando estamos despiertos, eso explica la felicidad exaltada o el pánico que puedes llegar a sentir durante una pesadilla.
Si lo piensas, casi todos suceden en desorden y eso se debe a que las partes del cerebro encargadas del análisis racional se encuentran apagadas. Además, el hipocampo, donde se almacenan los recuerdos, desactiva su sistema de recuperación de datos, ocasionando que todo se acomode donde le da la gana y que las ideas puedan ir, venir, regresar, subir y bajar sin nada que las limite (por eso le pones la cara de tu novio al repartidor de pizza, por eso tu perro puede bailar la macarena y tu suegra puede ladrar).
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