No quiero caer gordo justo a principios de año, pero ¿ya empezaron la dieta?
Y no vayan ustedes a creer que hago la pregunta “namás” para agriarles el festín de rosca y chocolate de mañana (con su obligatoria extensión de tamales y atole para el próximo 02 de febrero) ¡Obvio no! Ni que quisiera convertirme en el Virgilio de su Divina Comedia.
Lo pregunto porque ya ven que uno de los “propósitos” más comunes durante la tragadera de uvas en la cena de año nuevo, es justamente bajar de peso y hacer ejercicio. Pues agárrense, porque recientemente un grupo de nutriólogos del Instituto Mexicano del Seguro Social, calculó que sólo una de cada 10 personas alcanza ese popular propósito de año nuevo ¡No me digan que no es un dato que deja a uno con el espíritu en franca zozobra!
Lo que estaría bastante fregón es que tú, sí tú que estás leyendo esta columna fueras ese uno de cada 10 que este año sí logra hacerse de la disciplina y compromiso suficientes para alcanzar su objetivo, porque ya ven que el refresco puede producir piedras en los riñones, pero el milagrito de bajar de peso, pues todavía no se lo produce a nadie.
Y para continuar con el rollo de la motivadera, voy a dejar por aquí algunos de los puntos que a mis amigos más fitness (de esos que están bien formaditos de sus cuerpos), y a mí nos fueron de harta utilidad a partir del día que nos cansamos de tener cuerpos de perros de rancho. Ahí les van:
Ahora que si ustedes son de los que de plano no tienen llenadera y muy en el fondo se ubican entre esos nueve de cada 10 que traicionarán su propósito y voluntad ante la primera torta de tamal que se les ponga enfrente, tal vez la siguiente información les interese:
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Washington en San Luis (Misuri), descubrieron un método para evitar el sobrepeso aunque uno le entre con singular alegría a la tragadera de alimentos bien grasosos, o al menos es lo que recientemente publico la revista MedicalXpress.
Resulta que estos eruditos de la medicina, lograron controlar en ratas de laboratorio la molécula de señalización intercelular (lo que sea que eso signifique), denominada Hedgehog o Hh, que entre otras cosas es la encargada de la autorregulación del tejido graso, y a través de un conjunto de pruebas, demostraron que la Hh alterada es capaz de anular el desarrollo de los lipocitos responsables de la formación del tejido graso; o sea, evita que uno se ponga gordo, lonjudo y con celulitis, sin importar la cantidad de comida que nos empaquemos ¡MILAGRO!
Pero ¿qué creen? Los investigadores no han podido realizar pruebas en humanos porque deben analizar todos los posibles efectos secundarios, entre los que se encuentran algunos tipos de cáncer, asociados a la actividad de la Hh. Se escucha un decepcionado y triste “¡AAAAHHH!” de los lectores. Así que mientras los científicos no encuentren la forma en que la fregada Hh no nos mate de cáncer por ponernos flacos, la mejor opción seguirá siendo EMPEZAR LA DIETA.
Termina su columna y créanme, se siente bien fregón ser ese uno de cada 10.
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