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Lo estúpidamente interesante de contar borregos

Tú, ¿qué haces para quedarte dormido? porque estudios aseguran que contar borregos no es precisamente la mejor idea.

Eduardo Iniesta

No lo nieguen, ustedes también han contado borregos cuando no pueden dormir porque su cerebro aún sigue en modo lingui, lilingui.

Y no me digan que el mentado sistema de contabilizar ovinos sí es eficaz contra el insomnio, ya que a mí me costaba harto trabajo ordenar mentalmente a tan tremenda borregada, porque han de saber que en mí cabeza nunca faltaban los insurrectos que se negaban a brincar la pinche cerca, y en lo que los obligaba a dar el brinco, pues se me olvidaba cuántos llevaba. Y ahí me tenían a las 3:45 am, bien encabronado y rodeado de borregos imaginarios.

Lo cierto es que nadie tiene claro quién fue el subnormal, ente maligno, sádico y burlón al que se le ocurrió este sistema “quesque para conciliar el sueño”, pero la referencia más antigua de la que se tiene registro es de por allá de mediados del siglo XII en el libro Disciplina clericalis, en el que se incluye un cuento que narra la estúpidamente repetitiva historia de un fulano que de sopetón compró dos mil ovejas; el pequeño problema era que para llevarlas a su casa tenía que atravesar un río en una pequeña balsa a la que sólo le cabían dos borregos por viaje. Y sí, el cuento cuenta el viaje en lancha de los dos mil borreguitos.

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Pero a pesar de que está más que visto que eso de contar ovejas para dormir bien, pues “namás” no sirve; en el 2001, un par de investigadores de esos bien meticulosos y diligentes de la Universidad de Oxford, se aventaron un estudio en el que no solo se demostró la inutilidad de contar ovinos para intentar dormir, también develó que hacerlo ¡PRODUCE MÁS INSOMNIO!

Para demostrarlo reunieron a 50 personas divididas en 3 grupos; el primero de ellos contó ovejas para intentar dormir, el segundo imaginó escenas relajantes (el campo en primavera, el cielo, una playa paradisiaca o lo que a ellos los serenara más), mientras que al tercer grupo básicamente podía hacer lo que se le diera la gana para intentar dormir.

Los resultados mostraron que el grupo que visualizaba imágenes relajantes se quedaba dormido hasta 20 minutos antes que el resto de los participantes, pero los que contaron borregos no solo se alejaron de los brazos de Morfeo, sino que terminaron de malas y sin nadita de sueño. Por lo cual, los investigadores concluyeron que contar ovejas era tan aburrido, que las personas se cansaban de hacerlo antes de poder dormirse.

Sin embargo, según un estudio de la Universidad de Glasgow, Escocia, aplicar en nosotros mismos la psicología inversa es de los mejorcito que hay para combatir el insomnio. Los responsables de la investigación llegaron a esta conclusión luego de pedirle a los pacientes que se recostaran en la cama con los ojos abiertos haciendo lo posible por no dormirse, pero contreras como es la naturaleza humana, se quedaban dormidos mucho antes que los pacientes a los que se les pidió que hicieran lo posible por dormir rápido.

Pues a mí lo que me funciona muy bien en esas noches en las que Morfeo me hace el fuchi, es contar de manera descendente y pausada del 100 al cero, neta que cuando lo hago nunca llego al cero, siempre me quedo dormido por ahí de los 70s o 60s. Aunque dicen que acostarse con calcetines también es muy bueno, pero yo prefiero no por aquello de que a los hongos les encantan los pies sudorosos.

Termina su columna y sólo cuenta borregos en los tacos de barbacoa.

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Conductor de radio y televisión experto en temas de diversidad sexual. También es un aficionado de encontrarle el lado estúpidamente interesante a la vida.