¿Qué pasa cuando un amigo o amiga revela que es homosexual? ¿Todo cambia a partir de entonces?
Una amistad auténtica, con sus altibajos y vueltas, aporta grandes beneficios a nuestra salud emocional y nuestro bienestar mental y físico. Con un buen amigo tenemos aprendizajes, vivimos experiencias únicas y contamos con un confidente. En verdad, la vida con amigos es menos estresante, más divertida y más feliz. Entonces, ¿qué pasa cuando un amigo o amiga revela que es homosexual? ¿Todo cambia a partir de entonces? ¿Te había engañado por años? ¿Eso significa que quiere contigo? Vamos paso por paso.
Ese momento en que un amigo(a) te dice que es gay o lesbiana es, sin duda, un momento muy difícil… para él/ella. Independientemente de si ya lo sospechabas o si es una verdad no imaginada, en ese instante sus sentimientos están a flor de piel, se siente vulnerable y, sobre todo, tiene miedo de perderte. Por eso, tu reacción es muy importante.
Piensa en la situación y, si ya la esperabas, hazle saber tu comprensión y agradece su sinceridad. Es cierto que los amigos se cuentan sus secretos, pero considerando el tabú generado en torno a la homosexualidad hay verdades, como esta, que resultan más difíciles de compartir. Ahora bien, si no esperabas la noticia, antes de reaccionar, reflexiona. Los reclamos y la indignación no ayudan en nada en estos momentos, más allá de que suelen ser respuestas provocadas por prejuicios antes que por nuestra propia experiencia. Lo mejor es, entonces, aplicar esta estrategia: respira profundamente para relajar los músculos y reducir tu ritmo cardíaco, y luego, escucha. Sí, antes que pensar en ti y en lo que la noticia te “afecta”, es buena idea que le preguntes cómo se siente al respecto. Esto puede develar el proceso por el que ha pasado para decírtelo, la reacción a la que se ha enfrentado con otras personas o quizá te compruebe que, antes que en nadie más, ha confiado en ti para dar este importante paso en la aceptación de sí mismo(a).
Hacer alguna pregunta sobre hace cuánto lo sabe o por qué no te lo había dicho no está mal, siempre y cuando esperes a escuchar sus respuestas completas.
Después, piensa en la situación. ¿Temes lo que la gente pueda decir? Es cierto que lo nuevo y lo desconocido suele asustarnos, pero cualquier miedo se puede superar con educación y empatía. ¿Valoras la amistad que comparten? Recuerda que los lazos que las personas generan tras años de amistad son profundos y sólidos. Además, nos dan seguridad y nos brindan apoyo.
Por último, pregúntate si los prejuicios que te enseñaron realmente encajan en la situación. Este momento es decisivo. La sociedad ha generado etiquetas, miedos y tabúes en torno a la homosexualidad, pero toparte con ella como una realidad cercana a ti, como parte de alguien a quien estimas, puede ser la evidencia que necesites para modificar tu manera de pensar y liberarte de cualquier idea preconcebida. A final de cuentas, ver a las personas LGBT como son y no como te han enseñado a pensar que son es un primer avance para mostrarte solidario.
Quizá te preguntes si todo cambiará a partir de esta confesión. Pues bien, hay algo que sí lo hará. Toda verdad que se revela genera un nuevo aprendizaje y todo aprendizaje expande nuestros límites de pensamiento; de ahí que sea tan importante la educación para ir más allá de los prejuicios. Lo que este(a) amigo(a) te ha dicho es una oportunidad para comprender un mundo que antes veías como ajeno a ti y, por ende, es una puerta que se abre para acercarte a otras personas que, como él/ella pertenecen a la comunidad LGBT. Además, es un acto de confianza por el que este ser querido está fortaleciendo la amistad que comparte contigo. Con su revelación y tu comprensión no es él/ella quien ha cambiado, sino tú, porque te has hecho más humano.
Si te das la oportunidad de escuchar su historia, seguramente descubrirás que si era consciente de su orientación sexual desde años atrás y no te lo había dicho, no quiere decir que te haya engañado o mentido. Una sociedad prejuiciosa intimida, el miedo paraliza y los discursos de odio que reparten los grupos conservadores por doquier pueden llegar a impedir que un ser humano se conozca, se valore y se acepte.
Lo cierto es que admitir la verdad en voz alta es emprender una batalla por el resto de la vida; es saberse vulnerable y sensible, como cualquier persona, pero tener que actuar como el más valiente ante cada crítica, cada derecho negado, cada acto de violencia… Por eso no es algo fácil de revelar.
Ahora bien, muchas personas, al escuchar una confesión sobre la homosexualidad de un amigo se hacen dos preguntas más: ¿Ahora de qué hablamos? y ¿será que quiere conmigo? La respuesta a ambas es muy sencilla. En primer lugar, dos personas que se quieren pueden compartir conversaciones sin límites, porque éstas no se determinan por la identidad de género o la orientación sexual, sino por valores e intereses comunes. Y en cuanto a la otra pregunta, cada historia es distinta, así que tal vez le gustes, tal vez no. En dado caso, la manera de enfrentar la situación es mucho menos compleja de lo que la gente insiste en pensar, así que toma nota: si tu amigo(a) homosexual te confiesa que siente algo por ti pero tú siendo heterosexual no correspondas a sus sentimientos, simplemente dilo. En pocas palabras, haz lo mismo que harías con cualquier persona heterosexual que te confesara sentimientos que no compartes y, después de ese momento incómodo para ambos, deja que la amistad siga fluyendo.
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