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Falta de alimentos a nivel global

Las consecuencias del cambio climático producido por los países más desarrollados golpean a los países más pobres.

Jacobo Dayán

Así es, en pleno 2017 y sin que haya problema por la falta de alimentos a nivel global, millones de niñas y niños están al borde de la muerte por desnutrición y hambruna.

De manera contundente el Secretario general de la ONU, António Guterres, lo tuiteó esta semana al llegar a Somalia, “la gente se está muriendo. El mundo debe actuar ahora para detener esto”.

Los factores son muchos y su combinación es letal: conflicto armado, cambio climático, sequía, pobreza, enfermedades. Resolver de raíz el problema tardará décadas pero la emergencia debe ser atendida si es que hay una preocupación real por ayudar a seres humanos completamente abandonados. Se requiere la coordinación de agencias como el Comité Internacional de la Cruz Roja, el sistema de Naciones Unidas y la comunidad internacional. La crisis en Somalia requiere de 825 millones de dólares para aliviar las condiciones por medio año.

Las consecuencias del cambio climático producido por los países más desarrollados golpean a los países más pobres. Somalia sufre por la falta de lluvia por tercer año consecutivo. La situación es límite, buena parte del país carece de recursos naturales. No hay como alimentar ganado ni personas. Los próximos meses se ven peor, más de 6 millones de personas, más la mitad de la población, sufren para conseguir alimento. En semanas, miles de personas no tendrán alimento ni agua.

El mundo prefiere resolver crisis que resolver problemas. Apenas en 2011 la hambruna cobró cerca de 260 mil vidas en Somalia. En esta ocasión, a diferencia de 2011, la crisis se da en la mayor parte del país y no solo en algunas regiones. Los precios de los pocos alimentos que se pueden conseguir en distintos mercados de todo el país han subido a niveles que la gran mayoría no puede pagar.

La crisis de alimentos ha generado otra crisis, miles y miles de personas se han visto obligadas a desplazarse en busca de alimento y otro tanto ha buscado refugio en campos de ayuda humanitaria donde los alimentos escasean a velocidades dramáticas. El presidente de Somalia ha declarado la situación en el país como un desastre humanitario. Por si fuera poco, los grupos armados en el país bloquean los accesos a la poca ayuda humanitaria. Los países vecinos, Etiopía y Kenia, empiezan a no poder alojar y ofrecer ayuda suficiente.

Más de un cuarto de millón de muertes en 2011 no pueden ser olvidadas. Estamos ante un escenario peor.

Fenómenos con el de Somalia serán cada vez más frecuentes si no se hace algo contundente para frenar el cambio climático. Los responsables de generar el problema deberían de ser los primeros en responder. Pedir contribuciones voluntarias no funciona y no es la solución definitiva, se deben tomar medidas urgentes y los países que generan la mayoría de las emisiones que contribuyen al cambio climático son quienes deben asumir las consecuencias. Ese mundo no existe.

Somalia no es el único. Según UNICEF hay 1.4 millones de menores que sufren desnutrición severa y podrían morir. Los países amenazados por la hambruna y la cantidad de personas afectadas son: Yemen 462 mil, Nigeria 450 mil, Sudán del Sur 270 mil y Somalia hasta 270 mil.

Y a todo esto, ¿no es relevante para los medios? Sin difusión será más complicado generar presión a los gobiernos y hacer conciencia en la sociedad.

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