Esta frase presenta una contradicción: dejar de escuchar para ver mejor. Pero tiene un por qué.
“Híjoles, estoy perdida. Déjame bajarle a la música” es una frase que varias veces me he dicho a mi misma cuando estoy detrás del volante. Puede que a muchos les suene común y por lo tanto no le vean nada de raro, pero en realidad esta frase presenta una contradicción: dejar de escuchar para ver mejor.
Cuando estamos perdidos en el auto muchos preferimos apagar señales auditivas en vez de acudir a un mapa, que sería una opción mucho más congruente con el problema. O tal vez no. En realidad apagarle a la música para ubicarse es una reacción completamente natural del cerebro.
Nuestros cerebros poseen una capacidad limitada de concentración y atención que tienen que repartir entre diferentes tareas que se estén realizando en un mismo momento. Aunque pensemos que somos súper multitasking y que ésto nos vuelve personas más productivas, lo cierto es que está comprobado que realizar muchas actividades al mismo tiempo disminuye el desempeño en todas ellas y nos vuelve más propensos a cometer errores. Manejar un auto es un ejemplo perfecto de ésto.
Poner atención en la escucha, ya sea el radio o una conversación, le roba recursos a otras tareas que hace el cerebro, por ejemplo a la atención visual. En un experimento donde midieron la distracción cognitiva de personas manejando coches, se dieron cuenta que escuchar el radio o audiolibros era un factor que incrementa ligeramente la distracción. Un resultado mucho más alarmante de este mismo estudio es que hablar, ya sea con alguien dentro del coche o a través del celular con manos libres, aumenta la distracción al doble que escuchar radio. Dictar instrucciones al celular, por ejemplo con teléfonos que pueden escribir mensajes o notas, aumenta al triple esta distracción.
Si el radio es de los distractores más leves y aun así le apagas para manejar mejor, ¿por qué no dejar el celular completamente alejado cuando manejamos? No es un asunto de tener las manos ocupadas, es de tener el cerebro ocupado, y resulta que este órgano, si bien a veces no pareciera, es esencial para conducir.
Referencia
Measuring cognitive distractions in the automobile
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