A pesar de las alertas, Alepo fue masacrado

Los últimos días han sido muy violentos. Ataques suicidas en Nigeria, Yemen, Turquía y Somalia, con un saldo de cientos de muertos.

Mi trabajo es difícil, monitorear y analizar los conflictos violentos en el mundo y en México. Lo que ocurre en Siria particularmente me afecta ya que mis cuatro abuelos llegaron a México provenientes de Alepo. Sí, de Alepo, esa bella ciudad que hoy ya no existe.

Con angustia hemos visto como la brutal guerra civil siria, que va para 6 años, ha ido escalando. La única constante es la indiferencia internacional y la prioridad política de las potencias. Solo volteamos a esa región cuando ISIS ataca occidente.

Seguir, en redes sociales, el conflicto es el horror. Especialistas en protección internacional han alertado que Alepo se ha convertido en una fosa común. El Consejo de seguridad de la ONU y la comunidad internacional han fallado. Otro especialista escribía que a todos los que conocía o había contactado en Alepo están muertos, desplazados o desaparecidos.

Esta semana se alertó de nuevo, nadie levantó la voz. Ningún país levantó la voz. Se permitió la masacre masiva de población civil en Alepo. Bombardeos, ataques de artillería y asesinatos casa a casa de civiles indefensos.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, una mujer comprometida con estos temas, Samantha Power, dio un discurso ante el Consejo de Seguridad. Ese discurso me hizo pensar de inmediato en que estamos ante un caso como el de Ruanda o Srebrenica (Bosnia). Un genocidio ante los ojos del mundo que sabía que ocurriría.

Power inició con testimonios de pobladores de Alepo. El doctor Mohammad Abu Rajab: “Este es el último llamado de angustia al mundo. Salven las vidas de las mujeres, niños y ancianos. Sálvenlos. No queda nadie. Es posible que no oigan nuestras voces de nuevo”. El fotógrafo Ameen Al-Halabi: “Estoy esperando la muerte o ser capturado por el régimen de Asad. Recen por mí y siempre recuérdennos”. El profesor Abdulkafi Al-Hamdo: “Ahora puedo tuitear pero podría no poder hacerlo más. Por favor salven a mi hija y a los otros. Este es el llamado de un padre”. Un médico le dijo a un periodista: “Recuerden que hubo una ciudad llamada Alepo que el mundo la borró del mapa y de la historia”.

Samantha Power continuó. “Esto es lo que pasa al este de Alepo. Esto está siendo hecho por miembros de la Naciones Unidas que están sentados en esta mesa… Cuerpos tirados en las calles y nadie se atreve a recogerlos… El régimen de Bashar Al-Asad, Rusia, Irán y sus milicias son los responsables de lo que Naciones Unidas ha llamado como un completo desastre de la humanidad. No muestran piedad… ustedes son los responsables de estas atrocidades…Algún día sabremos con detalle los horrores cometidos en estos ataques a Alepo…no podrán decir que no sabían. No podrán decir que no son responsables… ¿Son incapaces de sentir vergüenza? ¿No hay ningún acto de barbarie contra civiles, ninguna ejecución de un niño que les penetre la piel, que los mueva aunque sea solo un poco? ¿No hay nada sobre lo que no mientan o justifiquen?”. Durísimas palabras de la embajadora. Power le hablaba a la historia, no a los países allí presentes.

Naciones Unidas es un gran fracaso, lo es desde hace décadas, pero es lo único que tenemos. También esta semana tomó posesión el nuevo Secretario General de la ONU. Por fin  salió el gris y poco efectivo Ban Ki-Moon. El nuevo es un hombre con un pasado de compromiso importante en el trabajo con refugiados, se trata del portugués António Guterres. Al asumir el cargo dejó en claro que Naciones Unidas no estaba cumpliendo con las necesidades reales del mundo y agregó que la institución debe estar dispuesta al cambio. Sus prioridades serán la paz, seguridad, desarrollo y derechos humanos.

La nueva realidad mundial hará casi imposible su trabajo. Por ahora solo queda seguir levantando la voz, monitorear el horror, presenciar el fin de lo poco que queda en Siria y llorar a Alepo.