Te decimos las cinco cosas que por ningún motivo debes decirle a tus clientes.
Seguramente estás pensando emprender tu negocio y es importante que tengas en mente todo lo necesario para triunfar. ¿Sabías que debes cuidar todo lo que dices?
Aquí te ponemos un ejemplo:
Itzel comenzó a vender ropa en Pericoapa, cuando las ventas subieron decidió alquilar un local en una placita, enchuló su changarro y adelante. A los tres meses ya debía un mes de renta y el seguro social de su asistente, ¿Qué pasó?..
La verdad es que olvidó enchularse también, no le cayó el veinte de que ya no estaba en el mercado, que sus clientes de antes y los nuevos esperaban un trato que correspondiera a la mejoría.
Vendía la misma ropa, de la misma calidad y al mismo precio, pero, como muchos otros de nosotros, Itzel cuando mejoró no cambió lo más importante de su imagen personal: su lenguaje.
Dicharachera, simpática, no cuidó su desarrollo integral, su progreso completo, y así las respuestas que antes no tenían tanta importancia y causaban a veces gracia, ahora están acabando con su ilusión.
Si tú no quieres que te pase algo similar aplícate. Empresas como Ipsos y Pew Research dedicadas a levantar encuestas de satisfacción en todo el mundo, han publicado por varios años cuáles pueden ser aquellas respuestas que más molestan a los clientes al grado de alejarlos para siempre.
Enchúlate y nunca respondas:
Pero entonces qué hago, a ver, qué le digo si de verdad no está listo, no le puedo mentir ¿verdad?.. Si ya no tengo porque ya se me acabaron, ¿qué otra cosa le puedo decir?
Si ya nos vamos, si ya cerramos, no le voy a decir que sigue abierto o qué, si ya cerramos… Soy la única que le sabe al asunto, ¿y si no estoy?, pues qué va a decir quien se queda cuidando, pues que no estoy…
Mira, pongamos las cartas sobre la mesa, estas cinco respuestas, está comprobado, alejan al cliente, lo ideal es que nunca tengas que decirlas, pero cuando no hay de otra puedes usar algunas salidas que aunque no te garantizan que vuelva, sí te ayudan a que no se vaya mentando madres.
Avisar, prevenir a la gente, disculparte, usar fórmulas menos agresivas para decir lo mismo puede ayudar, pero piénsalo bien, enchula tu changarro y al mismo tiempo enchúlate a ti mismo.
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