Columnas
Por: Keiji Yoshiki
Mejor descansa los primeros tres días y deja que tu energía se enfoque en combatir la enfermedad.
Depende de qué tengas y qué tan graves sean los síntomas. De entrada, el cuerpo está enfermo y su prioridad es combatir la enfermedad, es decir, usar su energía en ello y no en actividades extras (ejercicio). Por lo cual, si se hace actividad física, no es recomendable llevar el cuerpo al ritmo acostumbrado, sino disminuir la intensidad o frenar la actividad.
La Universidad de Michigan en su unidad de Servicios de la Salud, establece que una vez con síntomas, lo mejor es bajar la intensidad y duración del entrenamiento, de lo contrario corres el riesgo de aumentar el malestar y agravar la infección.
Vamos a enfocarnos en los padecimientos más comunes:
Van las recomendaciones específicas para cada caso:
a) Cuando tienes una diarrea horrenda, de esa que ¡no para! mejor ahórrate el ejercicio, porque el trabajo cardiovascular, “mueve” los intestinos y puede causarte ganas de ir al baño y corres el riesgo de no llegar. Por otra parte, el trabajo de fuerza, te obliga a hacer esfuerzos que podrían causarte “un accidente”.
Ahora, si tienes la infección con una diarrea controlada y ya no hay malestar, ¡adelante, no tienes inconveniente! Solo recuerda mantenerte hidratado.
b) En cuanto a gripe, ¡descartado! No entrenes. La principal razón es que por ser una cuestión viral, que implica toser y estornudar, puedes contagiar a los que estén cerca y usen los mismos aparatos o accesorios. Ahora, si “el prójimo” no te interesa e igual quieres ir, evita hacer cardio, porque tu capacidad cardiorespiratoria está disminuida. Mejor haz un poco de ejercicio de fuerza o pilates.
c) Si tienes una infección en vías respiratorias, lo mejor es que descanses al menos los primeros tres días del tratamiento, y después regreses poco a poco a la actividad.
Si de plano, ¡no concibes dejar de entrenar! Te comparto esta regla (no establecida como tal científicamente), pero sí considerada por varios doctores, entre ellos: Keith Veselik, Director de atención primaria en el Sistema de Salud de la Universidad de Loyola: “Depende de la zona dónde se presente el malestar, define cómo entrenar”.
– Síntomas por encima del cuello (congestión o fluido nasal y principios de gripe): hacer ejercicio puede favorecer a la mejora, ya que al correr se libera adrenalina y ésta es un descongestionante natural. OJO: el nivel de intensidad y tiempo debe reducirse hasta un 50%.
– Síntomas debajo del cuello (malestares como vómito, diarrea, dolores musculares e inflamación en las glándulas) o más severos que gripe, con fiebre: Como pueden llevar algo de deshidratación, lo cual no ayuda a la recuperación del cuerpo, es mejor no entrenar.
Así que en conclusión ¡mejor no entrenes! nada malo pasará si descansas tres días. Si puedes ayudar a tu cuerpo a recuperarse y no contagiar a alguien más!
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Fuentes: Universidad de Michigan, Livestrong, Medical Press.
Por: Keiji Yoshiki