El amor incondicional sí existe, pero debes aprender qué es y cómo se demuestra.
¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando escuchas la frase “amor incondicional”?
“Contigo hasta el fin del mundo”
“Te amaré por siempre, hagas lo que hagas”.
Existe una creencia generalizada acerca del amor incondicional que parte de muchos malos entendidos y que nos llevan a establecer relaciones poco saludables basadas en frases como “amor incondicional es dar sin esperar nada a cambio” y eso, además de ser falso, es un terrible error, como muchos otros que cometemos al relacionarnos en pareja que están basados en mitos.
1. Hay que pensar primero en el otro. Y esto es porque toda la vida te han dicho que si primero piensas en ti, eres un egoísta. Estamos mal habituados a cubrir primero las necesidades de los demás y dejar las propias para después, y en realidad lo que mejor funciona es primero estar satisfecho uno mismo, y el hecho de dar tu 100% a los demás, poco a poco te vaciará por dentro. Recuerda que nadie puede dar lo que no tiene.
2. Es más importante dar que recibir. Trata de entender toda relación como un negocio, al que le inviertes mucho dinero, tiempo y esfuerzo y no te representa ganancias, es un mal negocio. En ocasiones cometemos el error de pensar que entregarse a alguien significa dar sin límites, casi hasta que duela y por anticipado, es decir, no permitimos que el otro se gane lo que damos correspondiendo de la misma o diferente manera.
3. Hay que ceder para llevar la fiesta en paz. Hay que conceder, más no ceder. Conceder es la capacidad de una persona para poner de lado su posición o soltar el deseo de salirse con la suya en favor de los demás, cuando su integridad y valores no se vean lastimados, e implica asumir una actitud de fortaleza conciliadora y negociadora en pro de cuidar una relación. Ceder, en cambio, es aceptar las condiciones que imponen los demás y aceptarlas aun cuando tus principios o integridad se están viendo amenazados.
4. Implica autosacrificio. Las personas que se autosacrifican terminan culpando a los demás cuando su sacrificio no tiene un final feliz, esto es porque tarde o temprano esperaremos una retribución por sacrificarnos (creyendo que el otro debe de amarme incondicional y permanentemente), olvidando que el autosacrificio es algo que elegimos de manera personal y que el precio a pagar por esa elección es alto e intransferible.
1. No existen las personas que no busquen recibir algo por lo que dan. Dar y servir a otros genera un estado de bienestar emocional en la persona que da; aunque esta persona no esperara recibir una retribución o reconocimiento, el hecho de experimentar satisfacción ya es obtener algo a cambio, por eso es que me atrevo a afirmar que no se puede dar sin esperar recibir de vuelta.
2. El amor de pareja es condicional. Lo cual es saludable y bueno y fomenta la construcción de una buena relación en equilibrio.
Si percibes que estás recibiendo más de lo que tú puedes dar y te interesa la relación, tu tarea sería encontrar la forma de elevar el nivel de lo que estás entregando a tu pareja.
3. El amor incondicional existe. Pero no como lo hemos entendido, no como sentimiento, si no como un valor que se vive día a día y consiste, desde mi punto de vista, en el simple hecho de desear el bien para los demás, de no hacer a los demás lo que no me gustaría que me hicieran a mí sin condiciones, independientemente de si esa persona me cae bien o no, si me gustan sus acciones o no, si es parecido o distinto a mí, etc. Y aplica en todos los ámbitos de la vida en donde convivas con otros humanos: en el familiar, de pareja, social, laboral, etc.
Yo a ustedes los amo incondicionalmente.
¿Te gustó esta nota? Califícala
Alejandro Dumas 241 / Col. Polanco-Reforma / CP. 11550 / CDMX. / Teléfono: 9126 2222
© Todos los Derechos Reservados de Media Marketing Knowledge Group www.mmkgroup.com.mx
Prohibida la reproducción total o parcial, incluyendo cualquier medio electrónico o magnético.